Verano de raso que que resbala en el calendario como los amantes en sábanas lujuriosas. Verano caluroso, caliente, tórrido. Verano de sequía y sudor. Verano de encuentros, desencuentros y reencuentros. Verano de ausencias y presencias. Verano de tienda, mar y estrellas. Verano de amigos que te recuerdan su grandeza sin grandilocuencia y con cariño. Verano de descubrimientos infantiles que miran un mundo que se asoma a sus ojos inundados de novedad desde la altura de la torre Eiffel. Verano de cambios y pervivencias, de sensaciones raras, de nuevas emociones.
Verano que destapa un septiembre con un futuro por descubrir, lleno de incertidumbres.
Raso que dará paso a la franela.
2 comentarios:
Bueno, vaya alarde literario, parece la sonata de otoño. Bonita foto con la sombra de la torre en el puente ¿No será una postal?. ¿Que hora era?. Eusebio.
Era casi la hora justa. Por una vez estuve muy cerca de acertar. A ver si voy aprendiendo...
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