Yo tenía la misma edad que mi hija ahora cuando murió Franco. Recuerdo ver la imagen de aquel señor de orejas imposibles llorando mientras nos decía a los españoles que Franco había muerto. En mi casa no lloraba nadie, más bien al contrario. Mis padres llevaban semanas escuchando el parte del equipo médico habitual, meses y años esperando, guardándose la amargura de un padre fusilado y el otro encarcelado. La amrgura del silencio, del miedo. Y eso que mis padres tuvieron una juventud bastante acomodada, pero fueron muchos, demasiados años. Y al fin se abría una puerta a la esperanza. También a la incertidumbre. Recuerdo la alegría. Y yo la vivía con ellos abriendo los ojos ante todo lo que pasaba a mi alrededor. Recuerdo el “Libertad sin ira” y el “Habla pueblo habla”. Recuerdo acompañar siempre a mis padres a votar, la alegría de las primeras municipales donde me vi arrastrada en un divertido pasacalles de una candidatura Ciudadana Independiente de la cual nunca más se supo, la ilusión por el PSP de Tierno Galván y la desilusión cuando fue absorbido por el PSOE. La esperanza del cambio proclamado por el PSOE del 82…
Fui creciendo y se acercaba mi hora de votar. Agradecí haber nacido en agosto y así no tener que enfrentarme a la encrucijada de la OTAN en la que nos había puesto el mismo PSOE que antes decía “OTAN, de entrada, no”. Tenía ilusión, me la habían inoculado mis padres, pero estaba perpleja frente a lo que estaba pasando. Pese a todo nunca he dejado de votar, distintas opciones, nunca de derechas, e incluso en blanco. Porque era lo que había mamado, porque a mis padres le costó mucho y yo me lo encontré todo hecho, porque era mi responsabilidad y creía que mi voto, mi voz, servía para algo.
Teníamos ilusión, pero nos la han ido quitando poco a poco. Fuimos adquiriendo la sensación de que daba igual, que tu voto ya no era tu voz, que no tenías voz, o que nadie la oía. Y nos fuimos indignando. Pero estábamos como anestesiados, adormecidos, llevados por la corriente de la nada cotidiana. Tristes. Hasta que explotamos.
Hoy la plaza del Pilar estaba rebosante. Me he llevado a mis hijos para que sean testigos de un hecho histórico y, sobre todo, para que vivan la democracia real. Tal vez esta sea una segunda transición, la que lleve a la democracia del pueblo y no la instrumentalizada por los profesionales de la política y, sobre todo, los poderes económicos, la verdadera dictadura invisible contra la que nos toca luchar. Es nuestro momento y quiero que ellos lo vivan en primera persona, que mañana vayan al colegio y hablen, y lo hablen y propongan asambleas. Porque la palabra de los niños es tan importante –o más- que la nuestra, porque son el futuro, y, sobre todo, tienen imaginación y las cosas más claras. No quiero que se críen en la apatía y, sobre todo, sin sentido crítico. Tienen derecho a pensar y nos lo querían quitar. Por ahí sí que no paso.
Teníamos ilusión, ahora, además, ganas de luchar por ella.
Addenda: quiero compartir con vosotros esta canción y letra de La Bullonera. Más de treinta años después, qué poco han cambiado las cosas...
http://www.goear.com/listen/e9af035/quien-te-ha-visto-y-quien-te-ve-la-bullonera
QUIÉN TE HA VISTO Y QUIÉN TE VE
Ahora dicen que ya viene
ahora casi es democracia
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan.
Desde la fecha certera de aquel 20 de noviembre,
la dictadura de siempre se fue poniendo muy fea;
y aunque nadie lo notase, fue a buscar un cirujano,
-un experto americano- que la dejó sin bigote.
Ahora dicen que ya viene
ahora casi es democracia
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan.
A los caciques se les ve muy moderados;
más les vale ir de costado que nadar contra corriente;
y antes de perderlo todo, prefieren cambiar deprisa
de bigote, de camisa, de partido y de retrato.
Ahora dicen que ya viene
ahora casi es democracia
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan.
Como son tan obedientes con la ley del beneficio,
no pueden quitarse el vicio de empobrecer a la gente;
y esto tiene peor apaño porque no está el personal
propenso para aguantar así otros cuarenta años.
Ahora dicen que ya viene
ahora casi es democracia
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan.
Despachan la libertad con receta y gota a gota
no vayan a darnos toda y luego nos siente mal.
Pueden incluso afirmar que ha muerto la dictadura:
aquí nos queda la duda de haberla enterrado mal.
Ahora dicen que ya viene
ahora casi es democracia
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan
ahora casi no nos mienten
ahora sólo nos engañan.
1 comentario:
Me ha encantado ver tanto movimiento en la Plaza del Pilar; no sólo aquí. Felicidades, para todos, incluída yo.
Un abrazo desde Madrid-Sur: PAQUITA
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