Os podría decir con toda exactitud qué es lo que estaba haciendo los últimos domingos a la una de la tarde. Cinco domingos distintos, cuatro sentimientos iguales y un estupor. En aquel puente sobre el ferrocarril, en la piscina después de la carrera, en soledad o con los niños a punto del paseo, la pena, la tristeza o la rabia, qué más da, la ausencia, me han acompañado.
No os podría decir qué es lo que haré los próximos domingos a la una, tal vez, vermús, tal vez Sol, puede que bici o lo alto de un monte, no lo sé. Pero sí sé que volverá a sonar esa triste alarma emocional programada en mi cerebro a golpe de amor arrebatado.
Ahora hace un mes.
No os podría decir qué es lo que haré los próximos domingos a la una, tal vez, vermús, tal vez Sol, puede que bici o lo alto de un monte, no lo sé. Pero sí sé que volverá a sonar esa triste alarma emocional programada en mi cerebro a golpe de amor arrebatado.
Ahora hace un mes.
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