No solemos darnos cuenta pero nuestra vida, tal y como la conocemos o nos la hemos conseguido montar, pende de finísimos hilos de cristal. Así me pareció la tarde del miércoles al escuchar la radio. En cinco segundos, una mujer como yo, con una familia como la mía en una casa como la que yo habito, pasando una tarde tranquila, cada uno en su habitación, haciendo los deberes o jugando o escribiendo, notan temblar la tierra bajo sus pies y literalmente, se les cae la casa encima. Y todo cambia. Ya nada vuelve a ser lo mismo. Con suerte, estarán vivos los tres, asustados, tal vez con magulladuras, pero vivos. Y habrán salido a la calle donde coinciden con otros miles de personas, tan vivos y asustados como ellos. Otros, unos pocos, pero demasiados, no habrán tenido tanta suerte. Y esa familia normal, sin otra preocupación que llegar a fin de mes y que los niños crezcan felices, aprovechen el curso, etcétera, etcétera, cambia su perspectiva. Ahora su preocupación inmediata es pasar la noche. Luego saber si les queda algo. Después, volver a empezar de cero.
Somos vulnerables. Desde nuestro confortable sofá vemos pasar ante nuestros ojos las imágenes de tragedias humanas por guerras o desastres naturales que derivan en la instalación de campamentos humanitarios donde la gente sobrevive –más que vive- durante semanas o meses. Solemos pensar que está muy lejos y que afecta a otro tipo de gente, otra cultura, incluso otro “status”, qué idiotas somos. Hace dos meses, asistimos desde nuestra doméstica butaca al gran terremoto de Japón. Y entonces vimos que la gente que acababa en esos polideportivos o en esas enormes tiendas de campaña eran más parecidos a nosotros, pero seguían estando muy lejos. Seguíamos siendo espectadores privilegiados. Ahora la tragedia la tenemos a sólo unos pocos cientos de kilómetros, en nuestro propio país. Quien más quien menos conoce a alguien o tiene un amigo que tiene familia o estuvo por ahí o… o tiene algún tipo de vínculo con Lorca o Murcia. Y seguimos en nuestra butaca, sí, pero removiéndonos porque nos podía haber tocado a cualquiera. Porque ellos sí, son gente como nosotros, que viven lo mismo que nosotros,, hablan en nuestro idioma de las mismas cosas, ven los mismos programas de tele y despotrican contra los mismos políticos. Y nos duele más.
Nunca sabemos cuándo o de qué manera se va romper nuestro hilo de cristal. Tal vez nunca. Pero aparte de la solidaridad que nace entre nosotros y nos empuja a volcarnos con la gente que ha perdido sus sueños en cinco segundos, debemos hacer una reflexión, yo la primera, sobre qué nos preocupa. Y a lo mejor, nos damos cuenta de que no estamos tan mal. De que, pese a todo, la vida es buena con nosotros. Vamos a beberla.
(Esta entrada la comencé a escribir el jueves, pero blogger no me ha dejado publicarla hasta hoy, sábado...)
2 comentarios:
Blogger Nos Ha Tenido Relativamente Preocupados a todos los blogueros porque, al pronto, algo que ya pensamos, quizá, podría pasar... pasó. Y fue lo menos porque recuperamos casi todo. En mi caso elaboré una crónica excursionista que pasó a mejor vida.
No pasa nada, nada de importancia.
Cuando has atravesado varios, o algún, trance vital, ves claramente que la existencia es efímera, puede ser efímera. Estás y ¡no estás!
Comprendes, o crees comprender, el Carpe Diem. Carpe Diem no tan pasota como algunos pretenden vestirlo, simplemente relativizas con más facilidad, pones distancia de las cuestión -conflictos, problemas, sea cual sea el nombre dado-.
¡Oye! venir aquí y enrrollarme, es todo uno.
Un abrazo. Pasé por Zaragoza el sábado y ayer mismo. PAQUITA
Gracias, Paquita por tu(s) comentario(s). Espero q la pérdida no haya sido mucha. Yo tengo la costumbre de escribir la entrada previamente en word, fundamentalmente pq mis dedos son independientes de mi cerebro y word, q se pasa de listo a veces, me corrige.
Por lo q respecta al Carpe Diem, no me resisto a insertar este enlace http://vimeo.com/17595873 q a su vez insertó José Luis en su última entrada del blog (Paseando por el inglés, en la barra lateral). Es simplemente impresionante.
Un beso, guapa.
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