El año pasado había quedado en la plaza del Pilar con un par de amigos. Queríamos ver cómo se apagaban durante una hora la iluminación del Pilar, que había visto inaugurar un año antes. De repente, a las ocho y media, ¡pof! Se apagó. Era una sensación extraña por muchos motivos. No sabía qué me chocaba más; ver “el Monumento” de Zaragoza (prescindiendo de valoraciones estéticas y de connotaciones históricas, no deja de ser un símbolo) apagado a las ocho y media de la tarde no dejaba de sorprender. Pero también me extrañaba que aquel gesto, cargado de simbolismo, no llamara excesivamente la atención, y que salvo alguna cámara y algún viadante despistado que levantó la cabeza al notar la falta de esa luz familiar, poca gente supo mirar más allá de esa falta de iluminación.
El día del planeta (http://www.wwf.es/que_hacemos/cambio_climatico/la_hora_del_planeta_2010/) no es un apagón de protesta contra ninguna compañía eléctrica (que no digo que no se lo merezcan). Es un grito al futuro, a la herencia de nuestros hijos y de aquellos hijos que apenas son ideas como espuma de mar.
Es nuestra responsabilidad. Y, aunque puede que el apagado y encendido de la iluminación monumental suponga más gasto que mantenerla encendida durante ese rato, esos pequeños gestos de luces apagadas, de aparatos desconectados, de huelga de clavijas caídas en tu casa, la suya, la de aquél y la mía es la manera que tenemos de decir, que no, que no queremos seguir así, que nos estamos cargando lo que no es nuestro, este piso de alquiler que es la Tierra, que no es de nadie sino del futuro.
Y como dice ese eslogan y página web http://estosololoarreglamosentretodos.org/, si no nos movemos nosotros, ¿quién lo va a hacer? Ahora se han dado cuenta. Es una máxima que he practicado desde siempre, lo que no haga yo, no lo va a hacer nadie por mí; si de paso se benefician otros, pues me alegro, pero también me habré beneficiado yo. No esperemos a que venga nadie a salvarnos. Seamos responsables de una vez. Seamos una sociedad adulta y demostrémoslo. Vamos a tomar el timón de nuestra vida. Y ello implica el futuro.
Yo también apagaré las luces el sábado ¿Y tú?