martes, 5 de junio de 2012

violetas para un aniversario




Era domingo, era una mañana de domingo, un domingo de primavera, Sol y bicicletas. Una mañana que invitaba a la alegría. Y así hablábamos, con alegría, con la sonrisa pintada en la cara. Hablábamos y nos reíamos, porque eso era lo que sabíamos hacer mejor: hablar, reír, amar. Tú eras feliz y yo también. Y con esa felicidad te quedaste, mientras yo no comprendía nada. Luego me lo confirmó José Luis y yo sólo acertaba a decir “esto no está pasando”.

Hablábamos y nos reíamos. Tengo grabada en mi memoria tu imagen risueña y las caricias de tu voz. Nos veíamos y el mundo se transformaba, bueno, más bien desaparecía, y sólo estábamos tú y yo -tan lejos, tan cerca- y nuestras palabras, nuestras miradas iluminadas. Nuestro amor. Por encima de todo. A pesar de todo.

Ahora llevo un año con tu ausencia, viéndote cada día y cada noche, diciéndote “buenos días, mi amor” cada mañana al despertar; ese saludo que era algo más que un saludo. Era una bienvenida a un refugio y su contraseña. Llevo un año con tu ausencia tatuada en mi piel, porque “este amor ya sin ti me amará SIEMPRE”.

Nadie como tú.


miércoles, 9 de mayo de 2012

todos los padres



Quiero hablar de mi padre, de mis padres. De todos los padres que ha sido y que están todos en él. Y ahora también en nosotros.

Quiero hablar del primer padre que conocí. Yo lo veía grande, imponente, casi majestuoso, con un aspecto que años después lo recordaría como el Moisés de Miguel Ángel; así lo veía yo (aunque todavía no lo sabía). No fue hombre de grandes efusiones, por eso cada manifestación suya de afecto, cada pequeña complicidad – como cuando me llevaba al cole por las mañanas – cada pequeño gesto, era para mí un premio que sabía mejor que el pan con chocolate, algo especial. A los diez años comprendí porqué, cuando me escribió mi carta. Allí conocí a otro padre, al padre sensible pero contenido, convencido de que, con su actitud, por mucho que le costara a él, hacía lo mejor por nosotros. Porque su demostraciones de cariño no llevaban derroteros convencionales, sino que podían venir, por ejemplo, dentro de un sobre de color sepia en forma de billete de 100 ptas recién sacado de máquinas, -lo que le costaría encontrarlos-donde lo de menos era el precio sino el valor de ese billete, esos billetes, que solían ser varios, tantos como niños habíamos “colaborado” a empacar y recoger las pacas. Niños que nos aprendimos de memoria la cara de D. Manuel de Falla de tanto mirarla, nueva, sin arrugas…

Era todo un ritual. Y ese era otro padre, el padre de los ritos, de las ceremonias cotidianas, que lo mismo las había para las comidas como incluso para los castigos... Ritos, ceremonias y cariño que trasladó más tarde a su pertenencia a la masonería, como máximo exponente de humanismo y compromiso, el mismo que inundó su corazón socialista.

 Pero había más padres, y Moisés mostró todo su esplendor de guía bíblico “soportando” tres adolescencias bien distintas. No negaré que debió de ser duro… sobre todo con una rebelde que le pedía que le dejara equivocarse. Hace apenas unos días me recordó esto en una discusión –que no disputa- que mantuvimos. Porque ése era otro padre, el padre dialéctico, el hombre culto e inteligente con el que podías mantener grandes charlas y te sacaba de dudas de muchos temas. Tanto es así que antes que a una enciclopedia acudíamos a él. Todos hemos aprendido mucho de él. Muchos lo hemos recordado hablando, con una copa de vino en una mano… y un cigarrillo en la otra. Ese ambiente de cultura, inteligencia y tertulia me ha marcado y lo he seguido buscando a lo largo de mi vida.

Pero tuvo que pasar mucho tiempo y tuve que perder a mi madre para descubrir a otro padre, otros padres. Descubrí al padre con capacidad para emocionarse y por fin demostrarlo cuando nos abrazamos en la puerta de urgencias la última vez que la ingresamos. Y Moisés se bajó del pedestal. Y el padre referencia se hizo además padre amigo. Y compartimos confidencias, risas y copas… No negaré que alguna noche el camino a casa zigzagueaba peligrosamente y que al meterme en la cama me sentía estar en mitad de la tormenta perfecta…

Sin embargo, el padre que ha sido a lo largo de todo este tiempo ha sido el padre elegante, digno y con carácter. Una elegancia, dignidad y carácter que le han acompañado hasta el último momento, asumiendo su enfermedad y su desenlace con valentía, y demostrando su genio el propio lunes cuando nos dijo “Dejadme en paz, estaos quietos, joder”. Pues mira, “abuelo joder”, no nos estaremos quietos porque somos tus hijos y la genética es la genética, pero te haremos caso y te dejamos en paz, o más bien con mucha paz. Y orgullo y gratitud.

Sólo me queda por decirte que no sé si hay algo después, pero si lo hay dale un beso a mamá de nuestra parte. Y otro para ti. Os queremos.

miércoles, 21 de marzo de 2012

en el día internacional de la poesía

Escrito hace justo un año, al alimón:

Nuestra primavera

La poesía más breve y corta del mundo
es también la más verdadera.
La poesía más sincera y real del mundo
ya la has oído muy de cerca.
La poesía más cercana y directa del mundo
se susurra a lo lejos.

La poesía más breve, sincera,
real, cercana y directa
tiene apenas cinco letras
en las que cabe un mundo
y todas las demás palabras
(que sin embargo sobran):

Te amo

se decían
para amarse,
para burlar al tiempo,
para inundar de primavera los caminos,
para que en su piel florezcan las caricias.

Te amo
se decían
para retar a la muerte y al olvido

viernes, 17 de febrero de 2012

¿y la libertad?





No quisiera estar en el lugar de esa madre. Si fuera mi hijo el que estuviera retenido, os aseguro que no creo que hubiera tenido esa, pese a todo, sangre fría. He tenido que soportar que hace más de 20 años, cuando nos manifestábamos en contra de la primera guerra del Golfo, la policía no me dejara disolverme pacíficamente para ir a comer a mi casa, que justo estaba en la dirección que ellos había hecho el cordón. Y di la vuelta. He tenido que soportar que la policía no me dejara llegar puntual a una cita que tenía con una persona que me iba a dar ayuda cuando murió Vicente porque había cortado la calle para desalojar una casa okupada por el movimiento 15M. Y di la vuelta. Pero lo que no creo q fuera capaz de soportar es que no me dejaran llegar hasta mi hijo retenido en su instituto por intentar expresarse en libertad. Creo que en ese momento sacaría la leona q llevo dentro. Y no daría la vuelta.

¿Hacia dónde vamos? ¿Qúe le está pasando a este país, a esta sociedad? ¿Dónde está nuestra libertad, nuestra dignidad, tanto individual como colectiva? ¿Cuánto más vamos a soportar?

Que levanten la mano los que digan "poco"



lunes, 16 de enero de 2012

la vida no da tregua



En el día de la despedida del animal “político” (y sí, he puesto bien las comillas) y justo cuando van a sentar a un juez en el banquillo por querer rescatar la memoria, la mía me la quieren cercenar. Esto que veis en la foto ya no existe, al menos de la misma manera. Lo colocamos entre un amigo y yo como punto de encuentro para aquellos que necesitáramos un sitio donde recordar a Vicente, ya que no tenemos nada de él. Un referente en el mismo sitio desde el que me llamó por última vez.

Y tres semanas después ha sido arrancado.

No pretendo copar su memoria, al contrario, yo no retiro flores ajenas.



Era algo más que una canción lo que sonó en mi móvil cuando me llamó aquel mediodía de junio, era una declaración de principios:

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Agustín García Calvo
Ahora la muerte te ha hecho libre, Vicente; ni de Dios ni de nadie. Ni suyo siquiera.

La vida no da tregua. Cuando aún mis entrañas se desgarran por su ausencia, me enfrento a la pelea por disfrutar de lo que me quede de padre, que no sé cuanto será. Tendré que renovar mi mochila…