jueves, 31 de diciembre de 2009

vergüenza, visibilidad y esperanza



Y sobre todo, felicidad. Por supuesto. Ésos son mis deseos para este 2010.




Que por fin cunda la vergüenza entre políticos de medio pelo con ínfulas de estadistas, los de cuarto de pelo que prevarican con nuestros euros y los grandes “líderes” mundiales que se pasean en limusinas y enormes aviones para hacer como que salvan el planeta que se están cargando con sus actitudes y sus decisiones. Vergüenza para todos los que cada principio de año nos llenamos de buenos propósitos de adelgazar, hacer más ejercicio y ponernos a régimen para contrarrestar los exceso navideños –y de todo el año- mientras una gran parte de la población mundial pasa hambre, y no demasiado lejos de nuestras narices. Vergüenza entre los grandes gurues financieros que nos han arrastrado a esta omnipresente crisis pero que ha llevado al paro a los de siempre, a los que no tenían la culpa, peones sacrificables de un indecente tablero de ajedrez, mientras ellos se siguen llenando los bolsillos con las ayudas de los gobiernos, es decir, nuestros impuestos; es decir, tu dinero y el mío. Y el de todos esos nuevos parados.

Visibilidad de todas estas personas que sufren esta situación, que aquí todo el mundo se queja pero nadie actúa. Visibilidad de todos esos conflictos olvidados que Gervasio Sánchez se empeñó en recordarnos el año pasado en su blog “Los desastres de la guerra” pero que ya “no existen” porque no salen en las noticias. Visibilidad de toda la gente que trabaja para los demás, que gracias a ellos los gobiernos de esos países emergentes pueden jugar a superpotencias económicas y nucleares, mientras su población no termina de morirse de hambre gracias a ong’s.

Pero visibilidad también de la gente que sonríe todos los días, que construye su pequeño mundo más justo y solidario, que desde su microeconomía ayuda a personas, comprando en la tienda de la esquina y no en el hipermercado, apoyando con su decisión a esos valientes que quedan que han apostado por ofrecer algo más que un producto o un servicio: profesionalidad y humanidad. Visibilidad para ellos, todos los que ejercen de seres humanos, que se acuerdan de que existen las palabras y los sentimientos positivos, que el vaso está medio lleno siempre que quede alguna gota, y si no queda, a peor ya no puede ir así que a llenarlo. Visibilidad para la esperanza.

Esperanza de esa visibilidad, de que dejemos de fruncir el ceño. De que sepamos mirar más allá, de que el mundo no se acaba, que crisis ha habido muchas y de todas hemos salido. De comprender que nada es eterno y que todo cambia. Que el cambio es posible, puede que doloroso, pero siempre positivo, porque del cambio se aprende y aprender, siempre es beneficioso. Ya os lo he dicho alguna vez. Esperanza de que ese cambio se extienda como una saludable pandemia por las mentes de la humanidad, y llegue a todos esos políticos y magnates que controlan nuestra vida para que esa vida vuelva a ser nuestra.

Todo cambia, ya lo cantaba Mercedes Sosa, que se fue este 2009 (eso es lo único irremediable) según versos del poeta chileno Julio Numhauser:




Sí, felicidad, nada más –y nada menos- que felicidad es lo que os deseo.



viernes, 18 de diciembre de 2009

el invierno en el valle reseco



Amanecer de invierno en el valle reseco


El invierno en el valle reseco no da imágenes espectaculares. No se sacan postales de la cuidad nevada. Tal vez, y con suerte, un día al año. Y ese día es obligatorio que los niños vayan al cole. Quién los va a privar de sus bolazos de nieve.

El invierno en el valle reseco no se manda en fotos. No se ve. Se siente. Y lo único que se puede hacer es describir esas sensaciones. Para hacerlas visibles.

El invierno en el valle reseco es implacable. Es frío. Frío con todas sus variantes. Es el anticiclón impertérrito. Frío seco, ventilado y helador que te azota desde las montañas nevadas. Crueldad infinita que te priva del paisaje y te trae multitud de filos helados que cortan la piel. Invierno de orejas frías, nariz roja y sabañones. Es viento. Viento inmisericorde que te envuelve y que te lleva, que traspasa cada fibra. Que aturde, ensordece y enloquece. Viento arrasador que lo mismo tira hojas que tejas. Viento bravo que arrastra personas, tierra y agua. Viento purificador que limpia el aire que respiro.

Viento que se calma. Que se va y se lleva el Sol. Y llega ella, la dama gris, la más espectral, triste y opresiva. La niebla que nubla nuestra vista y nuestra alegría. Penumbra en el alma. Mañanas heladas. Huesos que rehúsan el movimiento. Tuétanos entumecidos. Angustia tras los cristales empavonados. Días sin alegría. Termómetros sin grados. Y pesar de saber que a unos metros más arriba de nuestras cabezas luce el Sol, hay calma y los mediodías son tibios.

Mañanas de escarcha, tan frías que hasta la propia niebla se congela. Y te haces la ilusión de que nieva aunque sabes que no es verdad, que es el propio frío que no se aguanta. Pero los niños van ese día a la escuela a tirarse bolazos de niebla helada. A falta de otra cosa en el invierno en el valle reseco.




domingo, 6 de diciembre de 2009

ese señor alemán...




"Llueve. Detrás de los cristales llueve, como dice la canción que ella nunca conoció. Ni conocerá. O de la que ya no se acuerda. Pero llueve, y no hace mucho que ha empezado, aunque de eso ya tampoco se acuerda. Sentada en su sillón -siempre le dejan un orejero para ella- contempla las siluetas negras de los pinos de más allá del jardín. Sus ojos verdes, vidriosos, están perdidos en algún punto en el horizonte. O tal vez más cerca. No se sabe. No lo sabe. Sólo deja pasar el tiempo.
De repente, oye la voz de Laura fuerte, clara y contundente como ella, pero esta vez, cantarina. “Elisa”, le llama, “Elisa, que tienes visita” Laura es pura energía. Alta, fuerte, el pelo corto y la mirada decidida, detrás de sus gafas ovaladas. Laura la cuida como nadie. “Elisa, que tienes visita”. Elisa se vuelve pausadamente. “¿Visita? ¿Quién puede venir a verme ahora? ¿No ven que está lloviendo?”. Pero ahí está otra vez él, El Hombre de la Barba Entrecana, que tanto viene a verla y tan cariñoso es. Pero esta vez no viene solo. Viene con un montón de gente, todos muy sonrientes y guapos. “¡Que gente tan elegante!” piensa. A la vez que descubre una figura vestida toda de blanco al fondo, oye al Hombre de la Barba Entrecana que le dice “Hola, madre” -¿Hola, madre?, se dice- y le da un beso."

Éste es un fragmento de una novela inacabada -apenas empezada- que reproduce una escena real. Una más de las que vivieron mi padre y su madre, aquejada , y por fin vencida, por alzheimer.


Todo esto viene a cuento en un día como hoy, día de la Constitución, en que el texto se ha quedado huérfano de uno de sus "padres", Jordi Solé Tura. Anoche estuve viendo el reportaje realizado por su hijo Albert en 2007, "Bucarest, la memoria perdida" y me sobrecogió. Me sobrecogió en primer lugar la entereza y valentía de un hijo, no exenta en determinados momentos de un puntito de morbo, que rinde homenaje a su padre y a la figura de su padre, a la vez que lucha por no perder su memoria histórica y sentimental. Es un ejercicio de amor y valentía, de desnudo total de una realidad de un hombre iluminado por una inteligencia brillantísima que termina por no saber cómo se llaman su mujer y su hijo. Eso también me sobrecogió.

No es el único caso de personaje conocido y de incuestinable inteligencia y capacidad afectado por este mal. ahí están también Pascual Maragall, o Antonio Mercero, premio Goya de Honor y que, también en 2007, dirigió una película sobre este tema: "¿Y tú quién eres?"

Triste. Triste y frustrante lo de esta enfermedad que se cuela en los entresijos de las neuronas y es capaz de acabar con mentes tan claras como éstas. Me da miedo esa ruleta rusa de la que los investigadores aún no han dado con la causa, tan sólo con algunos mecanismos. Da lo mismo que tu cerebro sea el de un genio o no lo hayas usado en tu vida. No respeta. Me da miedo que me pudiera suceder a mí, uno de los factores que señalan es el genético, y perder la memoria de mi vida, llegar a un punto en que no recuerde todos los instantes felices, todas las luchas. Las ideas. Irme de vacío. Recorrer este tiempo que tenemos, que no es otra cosa la vida, en sentido circular y terminar siendo como una niña, un bebé arrugado cuyos balbuceos no provoquen alegría a mi alrededor sino dolor.

¿Qué hacer, entonces, si no hay remedio?



martes, 17 de noviembre de 2009

lo que cuesta una lata de escabeche



Ante todo, vaya por delante mi alegría por el final feliz del secuestro del Alakrana. Lo que importa es que la vida de esos marineros, no sólo los treinta y seis españoles, sino la de los cuatro ganeses, ocho indonesios, dos ivorianos, dos malgaches, tres senegaleses y uno de las islas Secheylles se haya salvado.

Sin embargo, me quedan ciertas dudas que no alcanzo a entender, como por ejemplo el lío que se montó con los dos piratas detenidos, que luego resultó que no eran piratas sino cómplices y por eso se monta un paripé judicial para imputarles "minidelitos", muchos pero pequeñitos, de tal manera que se organiza todo para juzgarlos en quince días - ¿Qué pensarán los detenidos en prisión preventiva durante meses y meses ante esta inusitada celeridad?- y que no tengan una pena superior a seis años y así poder expulsarlos (creo que era así). Todo porque la repatriación de esos "presuntos" (qué ilusión poder escribir la palabra más famosa del léxico español) piratas era condición indispensable para la liberación de la tripulación del atunero. Ayer hacen semejante malabarismo judicial para que hoy los liberen previo pago del rescate. Previo pago del rescate... ¿pero no decían que no se iba a pagar nada? ¿Nada son 2,6 millones de euros?

Vale, lo importante es que estas navidades esos marineros comerán los turrones con su familia, que lo debían de ver muy en el aire, pero la verdad es que no entiendo la gestión del gobierno. Se ha organizado un cierto desbarajuste, que aquello parecía una película de los hermano Marx en la que a la ministra Chacón le ha tocado el papel de Harpo, ver, oír y, sobre todo, callar. Todo para que al final lleguen a una "bajada de pantalones" en la que todo conduce a que no sólo se paga el rescate, sino que además en breves fechas, los dos detenidos es más que probable que vuelvan a su tierra -o su mar- a campara por sus respetos.

Los armadores tampoco se han quedado atrás, que la avaricia rompe el saco, y deberían valorar si los mejores bancos atuneros, independientemente de que se encuentren en zonas peligrosas, valen todo ese dinero, poner el peligro la vida de los marineros y dejar en entredicho a todo un estado frente a una banda de delincuentes más escurridiza que esos peces que pretenden capturar. Cazador cazado...

Sólo quiero pensar que esto no es el final sino el principio de un cambio de actitud, que ésta ha sido una solución momentánea para este conflicto que nos ha venido grande y que, en lo venidero, tanto el gobierno español, como la Unión Europea y otros organismos internacionales tomen medidas para que o bien no se produzcan más secuestros, o que la solución no pase por satisfacer la voluntad de unos delincuentes.

Entre tanto, cada vez que hagamos el pequeño gesto de abrir una lata de escabeche, pensemos en lo que cuesta ese atún.


sábado, 31 de octubre de 2009

libre te quiero





Uno de los recuerdos más entrañables de la India fue una sobremesa, bueno más bien una “sobremanta” bajo la última sombra antes de entrar en el desierto del Thar. Entablamos allí una animada discusión sobre Agustín García Calvo, escritor y filósofo “maldito”, sobre las palabras y sobre la mutabilidad del idioma. Al margen de lo surrealista que puede llegar a ser estar hablando de filosofía, filología y poesía sentados en una manta a las puertas del desierto, con los camellos y los guías como discretos testigos, la conversación resultó de lo más animada, y ahí estábamos los cuatro volcando nuestras opiniones, opuestas pero no enconadas. Fue una sensación gratificante, un ejercicio dialéctico que demostraba que la inteligencia no toma vacaciones y que una buena tertulia se puede esconder debajo de un matojo.

Al llegar a Jaisalmer, uno de los cuatro se molestó en enviarme esta poesía, “Libre te quiero” de la cual tiempo después tuve el placer de conocer la versión musicada por Amancio Prada, gracias a una de las personas con más sensibilidad que conozco. De la poesía me decía aquel, que la última estrofa era “arrasadora”:

“Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.”

Él interpretaba este último verso como “la imagen de la total libertad individual, cuando uno/a no sólo no está dispuesto a ser preso/a de nadie, sino que no lo va a ser ni siquiera de sí mismo/a. Es decir, que uno/a no sea víctima de sus propias decisiones y que tenga la posibilidad de contradecirse y de ir en contra de lo que un día pudo decir o prometerse a sí mismo”.

No puedo más que estar de acuerdo con él. La vida se empeña en demostrarnos eso, que es puro cambio. Todo cambia, todo evoluciona a nuestro alrededor, desde la compañía telefónica que te da servicio hasta tus propios pareceres. Y no se trata de incongruencia. Saber adaptarse, aprovechar los cambios para sacar lo mejor de ellos es la esencia de la vida. Sí, da miedo, es el temor a lo desconocido. Pienso que todos, de alguna manera, tenemos una mirada miope de la vida, y sólo vemos lo inmediato, la incertidumbre, el dolor, porque muchas veces un cambio conlleva un duelo por lo que dejas atrás. Pero como todos los duelos, los superas –aunque no los olvidas- y de ello aprendes. Yo también he tenido grandes y dolorosos cambios en mi vida y lo he pasado mal. He comprobado en mis propias carnes que de los cambios siempre sacas algo positivo. Y no puedo decir que del fallecimiento de mi madre sacara algo positivo, porque cada día la echo de menos, pero gané una buenísima relación con mi padre al quedarnos los dos solos a la vez. Ese hecho tan doloroso devino en un estrechamiento de lazos entre ambos y una confianza que no habíamos tenido hasta entonces. Y en atrevernos a decir “te quiero”. Pese a tanto dolor, algo positivo.

Y los convencimientos también pueden cambiar. Porque obedecen a un momento con unas determinadas circunstancias que, como tales, corresponden a un tiempo determinado en la vida, que no tiene porque ser exactamente siempre el mismo. Es más, pobre el que no cambia nunca su vida porque entonces es como si estuviera muerto. Pues eso vamos a ser valientes y a encarar la vida tal y como viene. Y a disfrutarla, aunque duela.

“No hay pasado ni futuro en la existencia. La existencia es sorpresa” acabo de escuchar en la intro de “Puerto presente” de Macaco. Pues eso.




jueves, 29 de octubre de 2009

a Miguel

Hoy lo he visto.
El cielo de los niños
está donde nace el Sol.
Y son ellos, los niños,
los que lo levantan cada mañana
para iluminar el juego de sus amigos.

Hoy lo he visto.
El cielo de los niños
se pierde en el oriente.
Tal vez junto a los Reyes Magos.
Claro, nadie como ellos
entiende de juguetes.

Hoy lo he visto.
Hoy he visto decenas de globos
volar con mensajes de cariño
hacia Miguel,
hacia el amanecer.
Hacia el cielo de los niños.

martes, 29 de septiembre de 2009

autoridad pública vs. sentido común




El inicio de curso ha venido este año amenizado con la propuesta de que los profesores sean autoridad pública. Me pregunto qué hay de sensato en ello y qué de afán de protagonismo de Esperanza. Que las cosas se han ido de las manos, no lo niego. El otro día me mandaron el chiste de arriba. Creo que ahí radica el problema. En este país practicamos una suerte de maniqueismo en lo referente a educación. Pasamos del blanco al negro y viceversa sin detenernos en los innumerables matices del gris. Por no hablar de los colores. Lo que para una generación era lo mejor, mano dura, férrea disciplina y la letra con sangre entra, a la siguiente generación es pecado mortal y el niño (o la niña) siempre lleva la razón aunque nos torture con sus caprichos y rabietas, no le negamos nada, olé mi niño (o niña) qué buenas notas saca y cómo se le habrá ocurrido al capullo (o capulla) de profesor (o profesora) suspenderle. Esto en casa. En el colegio no vamos mucho mejor, pasamos de planes excesivamente teóricos y generalistas, pero donde obtenías por lo menos un refrote de cultura general, a otro, perdón otros, donde lo que prima es que el niño (o la niña) esté escolarizado hasta los dieciséis años. Unos amigos profesores tenían hace años la teoría de la cabra. Decían que si una cabra se matriculaba en 1º de la E.S.O. conseguía llegar hasta 4º. Tengo entendido que las cosas han cambiado algo, porque ésa es otra perversión de nuestro esquizofrénico sistema educativo: Con cada legislatura cambiamos de plan de estudios.
Ahora parece que se encienden luces al final del túnel y gobierno y PP quieren llegar a un pacto por la educación. A ver si es verdad y a ver en qué queda. Mientras tanto, aquí no hay quién se aclare, ni los profesores ni los niños (o niñas). Ni los padres.

Y así andan o andamos muchos padres (o madres) desorientados. Educar se ha convertido en demasiadas ocasiones en la crianza de unos seres absolutamente egocéntricos, en cuyas vidas no cabe la respuesta “no”. Y luego pasa lo que pasa; que las criaturas, una vez dominados a sus padres, buscan otras víctimas propiciatorias en la figura de los docentes. Y los padres aplauden con la orejas a sus retoños.

Y ahí es dónde entra la peregrina propuesta: Convertir al profesor en autoridad pública ¿Qué va a hacer ese profesor/autoridad pública? ¿Llenar las comisarias de denuncias? ¿Ir a clase con porra o volver a la regla de madera? ¿Educar en el miedo? ¿Ése es ejemplo para formar ciudadanos de una sociedad democrática? ¿O a lo mejor la cuestión está en la educación, no ya sólo de los niños, sino de los propios padres?

Recientemente ha salido otro estudio en el que decían que los hijos de familias, sobre todo madres, con estudios superiores tenían menos tasa de fracaso escolar que los hijos de padres con menor nivel de estudios. Sin entrar en clasismos que algo me parece que rezuma la noticia, sí que es cierto que la educación de los padres influye en la de los hijos. No sólo en que hagan mejor los deberes y tengan más acceso a material de consulta, sino en la forma de concebir la educación. En el colegio de mis hijos funciona una escuela de padres, con charlas muy interesantes sobre aspectos conflictivos de la educación. La idea es buena, pero existe un sutil problema: a estas charlas vamos muy pocos padres, sobre todo madres, normalmente ya concienciados y comprometidos en la educación de nuestros hijos. De esta manera el mensaje no llega a todo el mundo y no se soluciona el problema. Es entonces cuando surgen las ideas “geniales” de Esperancita del estado policial en las aulas. Error, error. No hay que buscar la forma de reprimir, sino la de educar al educador. Y en este caso me refiero al educador o educadores principales, a los padres. Los profesores son enseñantes que, si bien tienen que trasladar un modelo de comportamiento a sus alumnos –en este punto recuerdo los dolores de cabeza que durante dos años nos ha dado la profesora de uno de mis hijos- no ha de recaer en ellos la responsabilidad de educarlos. Para eso estamos nosotros. El colegio colabora con nosotros.

Pero ¿Cómo hacer llegar de una manera efectiva esa educación a los padres? El modelo de las charlas ya hemos visto que no es suficiente. Se me ocurre una cosa. Estamos en la era de la publicidad y el marketing. Todo nos entra por los ojos y los oídos; asimilamos mejor la musiquilla de un anuncio que el código de la circulación, por ejemplo. Recientemente un hipermercado ha comenzado la campaña contra las bolsas de plástico, sin ninguna ley por medio de momento, y en menos de un mes cada vez vemos más gente que va a comprar con su bolsa reutilizable traída desde casa. Entonces, ¿por qué no orientar los esfuerzos a una campaña institucional de concienciación sobre la importancia de la educación, no sólo en el colegio, sino también en casa? ¿Por qué no educamos a los padres y madres utilizando el código de comunicación del siglo XXI? Imaginad televisiones, radios, diarios e internet emitiendo esos mensajes. Se colarían en la conciencia colectiva e individual con mucha más facilidad que una ley de difícil aplicación. Y sería más barato, estoy segura. Es la era de la publicidad, aprovechémosla en nuestro propio bien. Y en el de nuestros hijos, digo, futuro.


lunes, 7 de septiembre de 2009

verano de raso


Verano de raso que que resbala en el calendario como los amantes en sábanas lujuriosas. Verano caluroso, caliente, tórrido. Verano de sequía y sudor. Verano de encuentros, desencuentros y reencuentros. Verano de ausencias y presencias. Verano de tienda, mar y estrellas. Verano de amigos que te recuerdan su grandeza sin grandilocuencia y con cariño. Verano de descubrimientos infantiles que miran un mundo que se asoma a sus ojos inundados de novedad desde la altura de la torre Eiffel. Verano de cambios y pervivencias, de sensaciones raras, de nuevas emociones.

Verano que destapa un septiembre con un futuro por descubrir, lleno de incertidumbres.

Raso que dará paso a la franela.



jueves, 13 de agosto de 2009

tiempo de ausencias



Nos pegamos el año esperando las vacaciones, el verano. Planeando qué vamos a hacer en ese tiempo de "descanso". Conforme se acercan las fechas, las conversaciones son monotemáticas -bueno, lo suelen ser siempre, pero con otros asuntos- y al pobre pescatero no paran de preguntarle si no se va de vacaciones. Como si no fuera suficiente tortura estar rodeado de peces tierra adentro mientras las clientes pasean sus moreneces recién adquiridas.

Nos pegamos el año soñando con esas "merecidas" vacaciones, frase hecha dónde las haya. A veces olvidándonos de que el resto del año también vivimos, como cuentan en este genial vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=HdrABHarNyM

No nos acordamos de que las mayores tasas de divorcio se dan justo después de las vacaciones de verano, cuando la convivencia obliga a la pareja a soportarse , sin poder esconder la cabeza en la excusa del trabajo.

Pero además el verano es tiempo de ausencias. Poco a poco van desapareciendo los referentes habituales, se volatilizan las rutinas diarias. Comienza con las programaciones audiovisuales que se convierten en una caricatura de sí mismas (a veces se agradece y hasta hay programas buenos). Luego poco a poco van desfilando amigos y familiares, hasta los propios hijos que muchas veces son "aparcados" en el pueblo para que los padres puedan seguir trabajando. Qué decir si encima comienzan los turnos vacacionales con el padre o la madre como es el caso. Se va la gente que quieres, los que más quieres, dejándote un vacío tal que sólo las escuetas llamadas telefónicas consiguen no dejar el alma en sequía absoluta. Por fin, ya en el súmmum de la soledad, cierran los bares de referencia por vacaciones. Eso es terrible.

Así, llega un momento en que no te queda otro remedio que ser tú también la ausente, en una especie de mezcla de necesidad de descanso y cambio de rutina, y de venganza por las ausencias ajenas, con la espera de que el reencuentro traiga cosas mejores. Como si cada septiembre fuera un carpetazo de lo vivido anteriormente. No aprendemos...

Aupaedurne se va a paseo, aunque un poquico más cerca que el año pasado.


lunes, 20 de julio de 2009

man on the moon

No entiendo nada. Nadie me hace caso. Hace rato que estoy llamando a gritos y no viene nadie. Hace un calor horroroso y ni siquiera soporto el roce de estas finas sabanas de hilo q me hizo mi madre. Son las tres y media de la mañana y sólo quiero beber un poco de agua. Nada, no hay manera... Ahora que lo pienso, he visto muchas veces cómo lo hacía mi madre, dónde está la jarra, los vasos. Es tan sencillo como bajar a la cocina y beber agua; pero no entiendo por qué no me hacen caso. Allá voy.

Lo primero es salir de esta cuna. Con los pies sudados es más difícil, pero no imposible. Lo malo es llegar al suelo...Aaay, menos mal que está el pañal. Y a está. ahora se trata de llegar hasta la puerta, caramba, me podía haber aplicado más en esto de andar, pero gateando soy un portento. Siguiente objetivo: la escalera. Uf esto es peor, voy a pedir ayuda, a ver si ya me oyen... pero, ¿quién está hablando? ¿De quién es esa voz? ¿Quién ha venido? Y sobre todo ¿¡por qué no me hacen caso!? Ah, debe de ser la caja esa que trajeron el otro día que tiene dentro personas muy serias y con muy mal color.

Vale, seguiré a lo mío, estos escalones son altos, a ver a ver, a...aaah...AAAAAAH!!!! BUUAAA!!!!

"¿Qué ha sido eso?" "La niña, señora, la pequeñica que se ha caído por las escaleras y se ha tirado el jarrón encima" "¡Ay Dios mío, mi niña!"

"Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la Humanidad"...


miércoles, 10 de junio de 2009

Pan y circo



Nada es nuevo. La antigua Roma no sólo nos dejó un legado arquitectónico, jurídico y cultural, además de la lengua. También nos regaló expresiones y triquiñuelas "políticas" como la de "pan y circo", esto es, regalar trigo y entradas para los juegos circenses al pueblo romano para distraerlo de los verdaderos problemas que le afectaban.

Nada es nuevo. El otro día colaboré en una mesa de discusión sobre participación política. Una de las cosas que se nos preguntó fue que cómo podía ser que, con la que está cayendo, la gente no se movilizara a protestar por la crisis política. Hubo uno que contestó de manera muy clara, que si Guardiola se presentara a presidente de gobierno, arrasaría. Eso, y Belén Estebán de ministra de cultura. Y es que hemos llegado al punto en que nos interesa y moviliza más y hace correr ríos de tinta e imágenes los triunfos del Barça o la comunión de Andreita que el cachondeo de esta crisis.

Pan y circo. El circo ya está montado, el pan nos lo camuflan en forma de promesas de ordenadores para niños o dádivas para que compremos coches. Y así, todos contentos. Pocos miran más allá y ven cómo empiezan a surgir las noticias de que los bancos que están mamando de mamá estado porque están en una "situación delicada" siguen repartiendo bonos millonarios a sus altos ejecutivos, los cuales siguen viajando en jets privados, viviendo en lujosas mansiones y llevando trajes a medida. Los mismos altos ejecutivos que nos han llevado a esta crisis. Tampoco nadie dice nada de que los bancos se quejen de que han bajado un no se cuántos por cien sus beneficios. Oiga, perdón, pero es que siguen teniendo beneficios después de pagar esos mismos bonos. Y eso no sólo sirve para los bancos. Las grandes empresas, que como en un inmoral juego de la oca van de E.R.E. en E.R.E. y tiro porque me toca, están recibiendo cuantiosas ayudas estatales en pos de no destruir empleo y no dejar a los estados con el culo al aire por las cifras del paro, cifras que luego se tiran gobierno y oposición a la cara como si detrás de esas cifras no hubiera un montón de tragedias cotidianas. Y entre tanto, pequeñas compañías, de no más de cincuenta trabajadores, cuya quiebra no afecta tanto a esas grandes cifras, están teniendo verdaderas dificultades para obtener ayudas y en la mayoría de las veces se ven abocadas a cerrar. Y esto conlleva la paradoja de que los clientes de estas pequeñas empresas van a parar a esas otras grandes empresas, las cuales, a su vez, pretenden atender ese nuevo mercado manteniendo esos E.R.E.s a ver si así reducimos costes y ampliamos beneficios.

Nadie dice nada. Todos oímos hablar de estos asuntos y nadie dice nada. Ni mucho menos, hace nada. Ni siquiera votar en unas elecciones europeas que no entendemos muy bien para qué sirven. Sólo tenemos la sensación de que el parlamento europeo es una "patada hacia arriba" en el mejor de los casos. Como si la cámara de Bruselas fuera un refugio de políticos que los partidos ya no saben dónde meter.

Falta espíritu crítico, imaginación e iniciativa y sobra conformismo; que nos lo den todo hecho. O que nos den por ahí los políticos, las empresas y los bancos, pero que no nos quiten de delante de la pantalla LCD de 42 pulgadas para ver los triunfos y miserias ajenas. El pan y el circo del siglo XXI.


miércoles, 1 de abril de 2009

70 años desde que pasaron



Hace setenta años desde que se acallaron las voces que proclamaban "No pasarán". Pasaron, vaya que pasaron, Pasaron por encima de la vida, de las vidas de muchas personas. De sus vidas, de sus alegrías, de su libertad, de su dignidad, de sus derechos. Pasaron por encima de la historia de un país que afrontaba por primera vez un cambio en sus estructuras que, en muchos aspectos era ilusionante: florecimiento cultural, sufragio universal verdadero, avances sociales, reformas agrarias... no voy a hacer un ensayo histórico. Prefiero hablar de los pequeños cambios, que se convirtieron en cambios de dimensiones monstruosas.

A menudo me da por pensar quién sería yo si no hubiera ocurrido todo lo que ocurrió. Sin embargo todo aquello ocurrió mucho antes de que yo naciera, sin apenas posibilidad de evitarlo. ¿Quién sería yo? ¿De dónde? ¿Cómo? E incluso, ¿Sería?

Era uno de los momentos más interesantes en la vida cultural de este país. Multitud de cabezas bien amuebladas tenían campo abierto para dejar libres sus pensamientos. Pero se produjo ese lamentable corte que se tradujo en un execrable retraso hacia una sociedad ignorante, pacata e hipócrita por un lado y rabiosa, amordazada y oprimida por el otro. Una época gris marengo de cuarenta largos años de la que treinta años después, aún nos estamos recuperando.

Aquella guerra no sólo cambió la historia de un país y de toda una sociedad. Cambió el rumbo de un sinfín de familias… tantas historias, tantas tragedias que se han ido viviendo a lo largo de todos estos años. Calladamente, aceptándolas con resignación, simplemente por el hecho de que ocurrió lo que ocurrió. Aquel hachazo en la vida de mucha gente ha dejado y dejara su huella durante varias generaciones. Y será difícil de olvidar. Será necesario no olvidar.

martes, 17 de marzo de 2009

los obispos y los linces



Ya están de nuevo los obispos abriendo la boca. Y eso que la Iglesia no se mete en política, según ellos, nooo, qué vaaa. Ahora toca reabrir el debate a raíz de la reforma de la ley del aborto. Aunque, realmente no paran de hablar y opinar más de lo humano que de lo divino, que es para lo que se les paga. Esta vez sus declaraciones vienen acompañadas de una campaña publicitaria en la que se comparan dos cachorros uno de lince y otro humano. Y, sin entrar todavía en el fondo, parémosnos un momento en las formas. Porque, con la que está cayendo con esto de la crisis y con lo que cuesta la publicidad, desde los honorarios de los publicistas hasta colgar los anuncios en vallas, medios de transporte, prensa y otros medios de comunicación, con ese dinero, digo ¿no podrían ayudar a miles de familias o personas en apuros tal y como manda la Santa madre Iglesia y como predicaba Jesucristo?

Siguiendo con el cartelito de marras donde se compara un lince que tiene un letrero de "protegido" y un bebé con una leyenda que dice "¿y yo?", al margen, del tufillo demagógico que destila, esa publicidad compara churras con merinas o manzanas con peras, como le gusta a doña Ana Botella. No voy a entrar en otra cuestión demagógica como es comparar una especie de la que quedan apenas unos 1200 ejemplares con otra con una superpoblación de seis mil millones. Simplemente el aborto es , o debería ser, una última opción. Ah, se me olvidaba, que es que la Iglesia también rechaza los métodos anticonceptivos, sobre todo el preservativo, del que el papa hoy ha dicho en África (donde vive el 70% de la población con SIDA), que el condón, no sólo no lo frena sino que agrava el problema, y que la única solución es la castidad. El sida, según el Papa se vence con "una humanización de la sexualidad, una renovación espiritual, que comporta una nueva forma de conducta de unos con otros". En fin, sin palabras me deja.

Pero sí voy a entrar a hablar de dignidad y coherencia. Sobre todo de coherencia. La iglesia valora más la vida de los nonatos que la de un nacido como Andrés, el niño gaditano con una grave enfermedad hereditaria salvado por su hermano. Javier fue seleccionado genéticamente para que no fuera portador de la misma enfermedad y la sangre del cordón umbilical le fue transplantada al hermano mayor. La iglesia y sectores conservadores se echan las manos a la cabeza pensando en los embriones que tuvieron que ser desechados por portar la misma enfermedad o no ser compatibles ¿Qué pasa? ¿Que la vida de Andrés vale menos que la de un lince? ¿Que los padres se tenían que haber cargado de hijos enfermos o, peor aún, dejar que muriera Andrés? ¿Acaso la Iglesia se hubiera ocupado de cuidar y pagar las gastos de esos padres con diez hijos, más de la mitad de ellos enfermos y condenados a muerte?

Sí, claro, ésa es la voluntad de Dios. ¿La voluntad de Dios -si existe- es extender el sufrimiento? ¿O, por el contrario, la voluntad de Dios -si existe- es que el Ser Humano, creado a su imagen y semejanza, según dicen, con su inteligencia, haya desarrollado la tecnología y la técnica suficiente como para poder salvar una vida humana? ¿No debería sentirse más orgulloso Dios -si existe- de su obra, de ver como su muñeco de barro es capaz de superarse, que de ver como se resigna al sufrimiento? Si Dios -si existe- hubiera querido que no hubiera existido un Javier que salvara a Andrés, ¿no habría sido más fácil no dotar al Hombre de la inteligencia suficiente como para conseguirlo y seguir siendo primates? Ah, perdón, otra vez se me olvidaba, que tampoco estamos a estas alturas muy convencidos de la teoría de la evolución.

Ése es el problema de la Iglesia: Que va secularmente por detrás de la ciencia por el mero hecho de que sus preceptos emanan de un momento en que la Humanidad estaba aún balbuceando en el conocimiento científico. Le costó aceptar la teoría heliocéntrica y así le fue a Galileo que tuvo que abjurar de sus teorías. O peor aún le fue a Miguel Servet que, al margen de sus descubrimientos fisiológicos, fue juzgado y condenado por librepensador. O el propio Darwin que 150 años después de su teoría de la selección natural aún sigue cuestionado ¿Cuántos siglos tardará la Iglesia en reconocer que la selección embrionaria en casos como éste es un gran avance en la investigación científica?

¿Cuándo abrirá la Iglesia los ojos a la realidad social, dejará de ser un institución carca y obsoleta y se adaptará al siglo XXI?





lunes, 23 de febrero de 2009

slumdog millionaire (II)


Pues ganó.

Y no sabéis lo que me alegro. Ya os dije que me pareció una película excelente. Cuando acabó el número estilo Bollywood de los créditos estuve a punto de aplaudir, nada más absurdo. Y al encenderse las luces nos miramos la mujer que había a mi lado y yo, dos perfectas desconocidas con cara de complicidad, y nos dijimos "¡Qué buena película!" Eso sí, os puedo asegurar que agradecí que aún no hayan generalizado el cine oloroso. Porque iba viendo imágenes y recordaba sus olores (y los que afortunadamente no recordaba) y me sentía afortunada de que hubiera una pantalla entre las imágenes y yo...

Me alegro de que el cine independiente le de un tortazo a las superproducciones. De que una película haga visible la India que hay más allá de los touristic resorts. De que unos niños hayan tenido una oportunidad y otros muchos la puedan tener: Hoy en "El periódico": "Uno de los protagonistas de la película Slumdog Millionaire, ganadora de ocho Oscar, ha sufragado con su sueldo el registro de 111.279 menores y los certificados de nacimiento de 57.402 bebés en la India. (...) el actor Anil Kapoor (...) decidió donar todos los ingresos obtenidos en su última película a una campaña que ha registrado ya a más de cinco millones de niños en todo el mundo.

Según fuentes oficiales, alrededor del 36% de los niños indios no son registrados al nacer, lo que supone más de nueve millones de bebés al año.

Documento fundamental

Los certificados de nacimiento son un instrumento "indispensable" para asegurar los derechos fundamentales de la infancia en materia de alimentación, sanidad y educación y para ejercer el derecho al voto y a la propiedad, cuando sean adultos.

Aunque este certificado no garantiza por sí mismo la protección de estos derechos, resulta "imprescindible" para identificar y defender a los niños, para evitar el tráfico infantil, y la explotación sexual y laboral."

Siempre había pensado cuando oía o leía las cifras oficiales de población en la India, que esos habitantes eran los que se sabían. Esta noticia viene a confirmar mis sospechas: Cuánta gente vive en aquel país sin que su gobierno lo sepa. Ni le importe. Mientras vengan ong's bien intencionadas a hacer su trabajo y la India se pueble de "místicos" que van a trabajar gratis et amore los veranos para "ayudar" a una mínima parte de la población, el gobierno pude seguir gastando en armamento nuclear para mirar con ojos fieros al vecino pakistaní. Pero encima esas ong's no sólo no solucionan el problema, sino que, de alguna manera, fomentan una sociedad subvencionada y pedigüeña que saca más beneficios de la caridad que del trabajo. Eso sí, las conciencias de los voluntarios regresan a sus países de origen no sólo tranquilas, sino satisfechas e iluminadas por un aura de santidad barata cargando con sus guitarricas y sus canciones de fe, esperanza y caridad.

Con esto no quiero echar en saco roto a todas las ong's ni juzgarlas a todas por el mismo rasero. Habrá de todo, como en botica (parezco Sancho Panza con tanta frase hecha en línea y media). Pero entre las que utilizan los fondos de los bien intencionados -que ni siquiera se mueven de casa- para su propio beneficio, y las que su labor fundamental es lavar occidentales conciencias consumistas (las más), ong's verdaderamente útiles hay pocas. Ya ni en eso creo.

En lugar de tanta caridad de poltrona, esas conciencias podían dedicarse a exigir que los gobiernos invirtieran en gasto social antes que a pavonearse entre los más ricos de su desarrollismo a costa de trabajadores descalzos que duermen en el suelo de su puesto de trabajo.


lunes, 16 de febrero de 2009

slumdog millionaire



Nada más estrenarla fui a ver esta película. Había oído muy buenas críticas. Me gustaba el planteamiento de que una película de bajo presupuesto, rechazada por una de las grandes productoras de Hollywood hubiera arrasado en los globos de oro, los Bafta y ahora era una de las favoritas para los Óscar. Una película sin decorados, casi sin actores profesionales, pero que cuenta una historia. Una película excelente.

Otra vez mi tendencia a meterme en la piel de David contra todo Goliat que se me ponga por delante me hizo interesarme por la cinta. Pero claro, había un factor más: Era una historia india. Y una aún se relame con aquella experiencia. Bueno, en realidad, eran dos los factores, además de ser una historia india, era una historia sobre la India real... que el gobierno indio se empeña en no ver. Las críticas en aquel país han sido muchas, no sólo del gobierno, sino de la misma gente que sale retratada en la historia, e incluso de estrellas de Bollywood que son parte de su trama.

Si hacemos un repaso de las noticias que han aparecido sobre el tema nos encontramos con perlas como éstas:

"La película "Slumdog millionaire", que triunfa en Occidente y es favorita para los Oscar, no atrae a mucho público en India, país que detesta ver los proyectores enfocados hacia su inmensa pobreza. (...) India, con ambiciones de superpotencia y orgullosa de su fenomenal crecimiento, no aprecia lo que la prensa califica de "pornografía de la miseria", en un país donde 455 millones de habitantes sobreviven con menos de 1,25 dólares diarios. (...)

"La película, tras haber obtenido cuatro Globos de Oro y ser vendida en copias pirata, había causado un gran debate en la India desde antes de ser estrenada. Que si es ofensiva, denigrante, que si presenta casi "pornográficamente" a la pobreza para vender entradas... La crítica la comenzó el autor indio por antonomasia, el veterano Amitabh Bachchan, que incluso aparece en la película como el ídolo del pueblo. "La imagen que da el filme de la India, la de una nación del Tercer Mundo, sucia y malnutrida, causa dolor y disgusto entre los patriotas", escribió en su blog. Luego rectificó diciendo que sólo estaba citando las opiniones de terceras personas y hasta felicitó a la producción."

"Las películas de Bollywood, conocidas por sus canciones y bailes, tienen fama de evitar el realismo social con tanta vehemencia como los besos en la pantalla."

"(...) 'Una película es una película. Está hecha para hacer soñar', responde Raju Walla, de 38 años, en el umbral de su precaria casa, donde se apretujan 21 personas. "Slumdog Millionaire es muy diferente de la realidad", dice."

Pues lo siento, pero la India que aparece retratada en esa película es la India que se encuentra cualquier viajero que recorre el país sin esas orejeras que sólo permiten ver el Taj Majal y toda esa serie de impresionantes lugares de la India, que lo son, sin duda. Pero es lo que hay. Y esas chabolas existen, y esos perros tumbados en las aceras existen, y esos niños pedigüeños existen, y esos trenes, y el cricket y la basura. Y la miseria. Existen.








































Ese barrio de chabolas es lo primero que ves cuando, en el aeropuerto de Mumbai, cambias de la terminal Internacional a la doméstica. El autobús te lleva junto a la valla que separa las chabolas de los aviones. Y cuando llegas a la terminal de vuelos domésticos llegas a la India. y dejas de ver los vuelos anunciados en rótulos luminosos para ver cómo los va apuntando una india con sari en una pizarra de Velleda.

Tal vez el gobierno indio debería preocuparse más de su gente, mejorar las coberturas sociales, sanitarias y educativas, y dejar a un lado sus devaneos de superpotencia económica, atómica y espacial, que con los 79 millones de dolares que se gastaron en enviar un cohete no tripulado a la Luna, podrían solucionar muchas de esas cosas, o la potabilización y depuración de aguas, la limpieza pública o la lucha contra la irrespirable contaminación atmosférica.

viernes, 6 de febrero de 2009

como el alabastro



"Como el alabastro, de la tierra, dura como una roca, cristalina, traslúcida, pero que se raya fácilmente y se disuelve gota a gota"


Así llegué el otro día a la conclusión, hablando con quien es más que un amigo, de que ésa podía ser mi definición.

Sí, amo a mi tierra pese a todo, su dureza y sus contrastes. Estoy apegada a ella. Y aunque ansíe recorrer el mundo (y este blog comenzó como una crónica del viaje de una novata), regresar a la tierra reconforta. Ese vientre materno mineral.

Dura. A la fuerza. Me he dado cuenta de que no he parado de luchar durante toda mi vida. Unas veces por mi tendencia a ponerme del lado del más débil y defender causas perdidas, y otras veces porque no me ha quedado otro remedio. No puedo decir que mi vida haya sido difícil, pero tampoco me ha sonreído abiertamente. Viendo cómo cuida un amigo a su mujer embarazada, recordaba yo mis embarazos, que, aunque fueron muy buenos, especialmente el primero, no me quedó otro remedio que sacarme yo solica las castañas del fuego. Aún me acuerdo de una mañana que perdí el tubo de escape del coche y ahí me tenías tumbada en el suelo, embarazada de seis meses, sujetándolo. Sola. También recuerdo -en el segundo embarazo estuve con pastillas antinaúseas hasta el día del parto- y un día subiendo a un pueblo conduciendo, no me dio tiempo casi ni a abrir la puerta del coche. Pero había que cumplir y cumplí.

He sacado a mis hijos adelante sola, incluso cuando estaba casada. He desarrollado con relativo éxito mi carrera profesional a pesar de amargos sinsabores que a punto estuvieron de que lo mandara todo a hacer gárgaras. He superado situaciones muy críticas que me han venido todas de golpe. Y aquí estoy.

Cristalina. Lo debe de llevar mi nombre y mi profesión. Va unido a lo de traslúcida. Incapaz de ocultar mis sentimientos, emociones y pensamientos. Brutalmente, con la sinceridad por delante. A veces demasiado directa, demasiado clara, demasiado hiriente.

Pero me rayo fácilmente. Mi corazón tiene demasiadas rayas, en un continuo vital ameboide de ensayo y error. Amante de mi libertad, echo en falta un pecho donde apoyar mi cabeza cuando ya no puedo más. Pero de nuevo sale mi condición pétrea, mi dureza, y tiro para delante. Como siempre. Gracias, mamá, por enseñarme a ser como soy.

Y me disuelvo gota a gota. Del agua salada que brota de mis ojos cuando estoy sobrepasada. Pero eso casi nadie lo ve.

No me arrepiento de vivir y de ser como soy. No me arrepiento de mis 365 palabras ni de lo que os digo a todas las mujeres. Pero a veces me caigo. Menos mal que cuento con buena gente a mi alrededor que me da la mano: mis hijos con su alegría, mi familia, los buenos amigos, y me salva mi optimismo.

jueves, 29 de enero de 2009

reivindica, que algo queda



Hoy no se me presentaba como un gran día, por mucho que diga Serrat. No podía ir dónde el corazón me llevara, como la novela de Susana Tamaro (nunca, nunca os guardéis dentro lo que sintáis que tenéis que decir, sobre todo si se trata de decir "te quiero", nunca está de más). De manera que he dejado que el corazón se fuera solo -y ahí sigue- y yo me he echado a la calle en una mañana inusualmente luminosa para este enero tan enero. Roscón en mano, he cogido el camino hacia el río, esplendoroso, mostrándose en su inmensidad, riéndose de estúpidos azudes para más estúpidas navegaciones, y he ido a que rescatara la parte de mí que quedaba en Zaragoza la persona que mejor me conoce.

Después de una primera toma de contacto con la música (o más bien con el "chispum" porque siempre llegábamos al final del concierto) nos hemos ido a ver la exposición de Gervasio sobre Sarajevo. He salido con lágrimas en los ojos. Las fotos, los textos no dejan -o no deberían dejar-indemne a nadie. Son la reivindicación del fin de la sinrazón de la guerra, de las guerras; la reivindicación de que las cifras de muertos no son cifras, son personas, son vidas mutiladas, a veces demasiado pronto, a veces al principio, brotes que no llegan a florecer, pisoteados y convertidos en pura estadística. No son cifras, pero seguimos comiendo como si nada viendo los telediarios que hablan de los "daños colaterales" de la guerra de turno. Querido redactor, si es tu hijo el que matan en un bombardeo, ¿serías capaz de hablar de "daños colaterales"? Querido supermegajefe militar que das órdenes mirando un mapa sin ver las personas que habitan esa tierra, si es tu casa con toda tu familia la que destrozan en un bombardeo, ¿seguirías hablando de "daños colaterales"?

Pero el día venía cargado de más reivindicaciones. Zaragoza estaba pletórica. Se reivindicaba la calle, los espacios, oídos, posibilidades, futuros. Los músicos habían tomado la calle, las plazas, el paseo Independencia entero. Por cuarta vez -de momento- se celebraba el "roscón-rock" organizado por los músicos, por nadie más, como proclaman en su web: www.rosconrock.com, reclamando más espacios para ensayos, protestando por el cierre de las casas de juventud y, además, por la paulatina clausura de las pocas salas de conciertos que hay en esta ciudad.

Todo me ha parecido muy paradójico, porque, si bien estaban protestando contra el Ayuntamiento, a su vez le estaban solucionando la jornada festiva sin que el concejo se tuviera que mojar en nada, apenas en proporcionar la toma eléctrica, que este año ni vallas delimitadoras, ni mantas, ni nada.

La paradoja va más allá, puesto que este Ayuntamiento mezquino y desperrado pretende aspirar a la capitalidaridad europea de la cultura en 2016 a la vez que cierra salas, recorta presupuestos, suprime de un plumazo ciclos y festivales consolidados y de calidad y cierra puertas a la creatividad. Es un precio demasiado elevado para una expo, cuyo éxito no voy a entrar a discutir, pero que deja a posteriori un panorama cultural tan desolador como aquel engendro de Cartuja 93 tras la de Sevilla. Pese a todo, yo ya he votado: http://www.candidatecities.com/ y os animo a que lo hagáis, porque considero que ya nos cierran bastantes puertas como para que nos las cerremos nosotros mismos. A ver si conseguimos que hagan las cosas bien de una vez.

De rebote había más reivindicaciones, como la de la plataforma en defensa de las montañas, que aprovecharon el tirón de la música callejera para promocionar su propio concierto: http://www.plataformamontanas.es/ en defensa del valle de Castanesa. También los estudiantes siguen con sus reivindicaciones contra el plan Bolonia. Me da cierta tristeza, que contra lo que ahora se está protestando, era ya el viejo fantasma contra el que luchamos en el 87, cuando se hizo tristemente famoso el "cojo manteca": http://es.youtube.com/watch?v=7Zlm-_0HPUw, como si nada hubiera cambiado en 22 años.

La jornada reivindicativa no se ha quedado en Zaragoza. Más arriba de los Pirineos andaba el personal bastante cabreado (bueno, y más abajo también) y se han echado a la calle en protesta por esta crisis que han provocado unos pocos, pero que nos afecta a todos... salvo al parecer a esos pocos, que no han dejado de cobrar sus multimillonarios y suculentos bonos. y los gobiernos como idiotas socorriendo bancos...

En serio, más que reivindicar, lo que entran ganas es de robar esos bancos que rescatamos todos con nuestro dinero, tan ladrones unos como otros. Con la diferencia de que ellos roban más, pagarán menos, devolverán nada y no dejarán de vivir a todo trapo aunque los pillen (mira el Madoff), mientras que si a mí me pillan, no me libro de la cárcel, tengo que devolver hasta el último céntimo y no habré conseguido mejorar las condiciones de vida de mis hijos, más bien al contrario.

martes, 20 de enero de 2009

"israel, castigado, cinco minutos contra la pared"



Estas inocentes palabras las ha pronunciado mi hijo durante la cena.

Durante las cenas, mis hijos y yo hablamos, comentamos lo que pasa en el colegio y en el mundo. Mis hijos, sobre todo el mayor, siguen las noticias. Con sus nueve años es un voraz lector de periódicos. Es un niño raro, más amante de la letra impresa que de la imagen en cualquier tipo de pantalla (salvo la del cine).

Hablábamos de las guerras, de Israel y de Obama, cómo no en un día como hoy. Pero sobre todo de las guerras. Están muy concienciados. Pedían que Obama parara la guerra de Palestina y, como es de ascendencia africana, que parara de paso las de África, y hablaban del Congo y de Guinea...

Hemos hablado mucho de Palestina estos días y no me he cortado en que vieran imágenes y que se dieran cuenta de la fortuna que tienen de haber nacido aquí, que las madres y los hijos que veíamos correr, llorar, sangrar o morir eran madres e hijos como ellos y como yo, y que eran tan culpables como ellos o como yo de lo que les estaba pasando. Sólo que ellos estaban allí y nosotros aquí. Esa es la única diferencia.

Qué mundo les dejamos. Qué mundo nos deja el ínclito mister Bush. Good bye al peor presidente del mundo. De alguna manera, Bush representaba el sueño americano de que cualquier ciudadano estadounidense puede llegar a presidente de su país, incluso un tonto. En una de sus últimas entrevistas se vanagloriaba de que desde el 11-S su país no había sufrido ningún atentado en su territorio. Se le olvidó que precisamente fue a raíz de ese atentado cuando su población, acostumbrada a ver los desastres por la tele en otros puntos del globo, se dio cuenta de que no sólo era vulnerable, sino que era objetivo terrorista. Eso es un tanto que se tiene que apuntar el señor Bush. Pero también el de meter a su país en dos guerras "de liberación" que no han conseguido otra cosa que empeorar la situación social de ambos países, Afganistán e Irak, amen de ver como sus soldados regresan a casa con los pies por delante. Se metieron hace siete años en Afganistán en busca de Bin Laden (excusa oficial), de paso derrocar al régimen talibán (otra excusa oficial) y además liberar al pueblo y a sus mujeres del burka, el de tela, el psicológico y el social (justificación lacrimógena oficial). No han encontrado a Bin Laden. Los talibanes no están en el gobierno oficial pero controlan grandes áreas del país. Y las mujeres siguen con todos esos burkas encima soportando como les deforman la cara con ácido, como ocurrió hace bien poco -que sepamos- y suma y sigue.

En Irak no les ha ido mucho mejor. Vale, cogieron a Sadam e incluso lo ahorcaron a la vista del mundo entero, que hace falta ser macabro. Pero, ¿y qué más? Estoy convencida de que a estas alturas hay mas de un iraquí que piensa que contra Sadam vivían mejor. Un país devastado, decenas de muertos día sí y día también, expolio de los lugares de los que parte la historia occidental, condiciones precarias de vida... Menudo legado.

Y como guinda, Israel lanza un ataque furibundo contra Gaza en el que no respeta ni a los vivos ni a los muertos -espeluznantes las imágenes de un cementerio con las tumbas reventadas http://www.elpais.com/fotografia/Bombardeado/principal/cementerio/Gaza/elpdiaint/20090114elpepuint_5/Ies/- antes de que su amiguito americano, mister Bush abandone la Casa Blanca y llegue alguien a pararles los pies. Porque es así, ¿no, señor Obama?

Esa es una de las ventajas y de los retos de él. Hay puestas demasiadas esperanzas en este hombre que ha hecho historia en una Historia a todas luce racista. Si no, ya me contaréis a que fin tanta monserga sobre el primer presidente negro. ¿si realmente todos somos ya tan guays, qué más nos daría que fuera negro o blanco, hombre o mujer, parapléjico o atleta? Si a todos se nos llena la boca con eso de "todos somos iguales" no debería tener la menor importancia el color de la piel, ¿no?

La ventaja de Obama es que Bush lo ha hecho tan mal, que es muy fácil hacerlo mejor que él. El reto es que lo han convertido en una estrella, casi un superhéroe, rodeado de un coro de cientos de millones de voces aduladoras que esperan que una palabra suya les baste para salvarles. Y es una responsabilidad muy grande. Y es falible, que de eso no se libra ni el papa, por mucho que diga. Y es más de derechas que Rajoy, no nos llevemos a engaño, que nos llevaremos algún desengaño.

Y ¿qué nos quedara cuando nuestro norte, nuestro nuevo líder mundial incuestionable sea cuestionado por alguna mente crítica y esas palabras sean por fin escuchadas?

Pensemos y vayamos enseñando a pensar a nuestros hijos. Es nuestro mejor legado.



jueves, 8 de enero de 2009

a todas las mujeres



A todas las mujeres que vivís sin ser vosotras mismas. A todas las que os aferráis a otras personas -maridos, padres, hijos, parejas- pensando que vuestra vida depende de ello. A aquellas que no se atreven a levantar el vuelo por miedo. A las que temen mirar para arriba. A las que nunca os descubrís en el espejo.


A todas las mujeres que aún no se han enterado de que son una persona y no la mitad de un par. A las que les han hecho creer que hay alguien por encima de ellas. A las que se sienten rechazadas. A las que temen perderlo todo, cuando todo es otra persona. A las que no conciben el amor sino como una cadena. A las inseguras que se recomen de celos.


A todas las mujeres que se anularon. A las que viven a la sombra de otro. A las que piensan que su vida no es suya sino de la gente a la que cuidan. A las que protegen y sobreprotegen. A las que desprecian porque se desprecian. A las que por fin quisieron amar cuando temieron quedarse solas.



Sois libres.



Sois personas. Sois capaces. Sois una. Sois únicas. Valéis por vosotras mismas. Vuestra vida depende de vosotras. Es vuestra. Mirad a vuestro alrededor. Mirad la gente que os quiere y no lo sabéis. La gente que os podría querer.


Podéis gritar que existís. Podéis salir adelante porque tenéis la energía fundamental: A vosotras mismas.