lunes, 16 de enero de 2012

la vida no da tregua



En el día de la despedida del animal “político” (y sí, he puesto bien las comillas) y justo cuando van a sentar a un juez en el banquillo por querer rescatar la memoria, la mía me la quieren cercenar. Esto que veis en la foto ya no existe, al menos de la misma manera. Lo colocamos entre un amigo y yo como punto de encuentro para aquellos que necesitáramos un sitio donde recordar a Vicente, ya que no tenemos nada de él. Un referente en el mismo sitio desde el que me llamó por última vez.

Y tres semanas después ha sido arrancado.

No pretendo copar su memoria, al contrario, yo no retiro flores ajenas.



Era algo más que una canción lo que sonó en mi móvil cuando me llamó aquel mediodía de junio, era una declaración de principios:

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Agustín García Calvo
Ahora la muerte te ha hecho libre, Vicente; ni de Dios ni de nadie. Ni suyo siquiera.

La vida no da tregua. Cuando aún mis entrañas se desgarran por su ausencia, me enfrento a la pelea por disfrutar de lo que me quede de padre, que no sé cuanto será. Tendré que renovar mi mochila…