domingo, 26 de abril de 2020

cuadragésimo tercer día del estado de alarma. qué bonitas la margaritas

 

Hoy hay un poco más de vida en la calle. Primero fueron los árboles y luego fueron los niños, pero la vida, al final, reaparece. Hoy han dejado salir a la calle a esos seres bajitos que cantaba Serrat. Y lo que pudiera haber sido el séptimo domingo anodino con el silencio solo roto por el canto de los pájaros día a día cada vez más estridente, se ha convertido en una nueva sonoridad de voces infantiles. Cuánto tenemos que aprender de los niños. Cuánto tenemos que sacar a nuestro niño o niña interior. Nadie como ellos son capaces de asombrarse con lo cotidiano, que ya no lo es tanto. Solamente ellos son capaces de descubrir las margaritas del parque, admirar su belleza y decirlo abiertamente, como su fuera  la mejor obra de arte del mundo. Tal vez sea así.





sábado, 25 de abril de 2020

cuadragésimo segundo día del estado de alarma. la comunidad

 


Vivir en comunidad tiene sus pros y sus contras. Sociabilizas en momentos como este, sí, pero también tienes que soportarlos. Una comunidad de vecinos es una lotería con mala leche. Normalmente todo va bien... salvo cuando no lo va. todos sabemos que no hay nada más cainita e insufrible que una reunión de propietarios, en la que todo el mundo se arroga la potestad de imponer sus ideas porque son las mejores, y de paso, fastidiar al de al lado, o al de abajo. Pero no hace falta esperar a este ceremonial anual del desconcierto para que llegues a pensar que la única finalidad por la que han venido al mundo esos seres es para hacerte la vida imposible. Hoy me ha pasado. Hoy es sábado. Y el vecino de arriba se ha puesto a lijar la barandilla desde el punto de la mañana. Y tengo malos despertares.





viernes, 24 de abril de 2020

cuadragésimo primer día del estado de alarma. esto ya no es una cuarentena

 

Ya nos hemos pasado. Esto ya no es una cuarentena. Y aquí seguimos. La vida tiene que continuar, y lo hacemos desde nuestras casas, desde nuestros balcones, animándonos los unos a los otros. Apoyándonos los unos a los otros. Es lo más parecido a la sociabilización. Eso y las videollamadas. Somos seres sociales y, salvo excepciones, necesitamos de los otros para nuestro equilibrio (de la misma manera que también necesitamos estar con nosotros mismos). Ayer es lo que hicimos. E hicimos una celebración vertical, cada uno desde nuestra ventana. Porque si San Jorge venció al dragón, nosotros venceremos al bicho. Tardemos lo que tardemos.




jueves, 23 de abril de 2020

cuadragésimo día del estado de alarma. san jorge enmudecido



Tantos años matando al fiero dragón y es un minúsculo virus el que vence este año. Tanto que hasta San Jorge enmudece. El silencio de las imágenes, un día más, vienen a ser una metáfora de lo que no pasará hoy. De la no celebración. De la no fiesta. Del no día del libro. Del paseo Independencia desierto, de las calles vacías, con tan solo unas banderas en los balcones recordando que hoy, en casa, enmudecidos y confinados conmemoraremos como mejor podamos el día de Aragón.





miércoles, 22 de abril de 2020

trigésimo noveno día del estado de alarma. el silencio



El silencio de un vídeo mudo, en el que vemos los árboles azotados por el viento, pero no los oímos, vemos a lo lejos, por un lado, el monte de Valmadrid, por el otro, el de Alfajarín, en medio, un oasis dentro de la ciudad lleno de pájaros que tampoco los oímos. Hoy no oímos nada. Un confinamiento sonoro.



martes, 21 de abril de 2020

trigésimo octavo día del estado de alarma. sol, nubes y cierzo



Hay días que son un compendio de meteorología, que te asomas a la ventana y puedes ver el Sol, las nubes y el cierzo moviendo las copas de los árboles, todo a la vez. Lo llaman primavera. Ya llevamos un mes de primavera. Es eso que está pasando desde mi ventana en un día como hoy que me trae recuerdos de mi despertar a la vida, como despiertan perezosas esas flores fucsias del jardín. 


lunes, 20 de abril de 2020

trigésimo séptimo día del estado de alarma. una servidora



Una servidora, hoy lunes, 20 de abril, treinta y nieve años después de la canción de Serrat, y treinta de la de Celtas Cortos, proclama que las manzanas siguen sin oler, pero que vamos conociendo al vecino, y a los viejos no es que se les aparte, es que se nos van muriendo. El mar prosigue en su agonía de mierda y plástico y la Tierra ya no se conoce ni a ella misma en un mundo obsolescentemente programado donde ni salen las cuentas ni llegamos a ningún lado porque no vamos a ninguna parte. 

Ya ves, Joan Manuel, tampoco ha cambiado tanto. Solo vamos a peor. Por ahora.



domingo, 19 de abril de 2020

trigésimo sexto día del estado de alarma. lo de siempre y un poco más



Y un poco más. Otras dos semanas más. Por lo menos. Y otro domingo silencioso-silenciado. Y más grises. Y más verdes, y más pájaros. Y nada más.




sábado, 18 de abril de 2020

trigésimo quinto día del estado de alarma. descubrimientos fundamentales



Por un error de grabación no habéis conocido a nuestro agitador particular de los aplausos de las 8 de la tarde. Se podrán criticar más o menos estos aplausos pero una cosa es cierta, que genera sentimiento de comunidad, de unión. Somos animales sociales y necesitamos sentir que formamos parte de un grupo. Pueden ser más o menos homogéneos, de trabajo, de aficiones, de la infancia, políticos... En este momento de confinamiento, en el que tu mundo se reduce a tu familia, que me siento afortunada de tenerlos aquí conmigo, y a la presencia virtual de tus amigos y el resto de la familia, gran invento este de las nuevas tecnologías, el tener un mínimo contacto físico con tus vecinos, de balcón a balcón, para realizar una actividad común es un auténtico bálsamo social.

Son gente con la que solo me une una dirección con ciertas variaciones de número, escalera y piso, pero con los que me estoy relacionando más que en todos los años que llevo viviendo aquí, casi media vida, y con los que cuando pase todo esto puede que no vuelva a tener mucha relación. Aunque todo será distinto, y habrá cierta complicidad ganada a base de aplausos y olas. Y no sería así, si no fuera por ese agitador. Gracias por existir.





viernes, 17 de abril de 2020

trigésimo cuarto día del estado de alarma, deprisa, deprisa



Hoy el vídeo es más corto, tiene sabor a vuelta a la normalidad. Había quedado en la oficina y llegaba tarde. Es como si el mundo no se hubiera parado por completo hace más de un mes. Como salir del letargo. Hoy, parece que estuviera cerca del final, aunque sé que sigue yendo para largo. Hoy vuelvo a dar trabajo. 



jueves, 16 de abril de 2020

trigésimo tercer día del estado de alarma. y el sol, que no termina de salir



No termina de salir, pero debe de ser el único. Tras más de un mes de confinamiento y con la vuelta al trabajo de los sectores no esenciales, parece como si hubiera habido cierto relax y la gente estuviera saliendo más a la calle.

No termina de salir el Sol, parece que nos quiere dar la pauta, enseñarnos. Incluso desanimarnos al paseo primaveral que tan bien nos sentaría. 

No termina de salir, no, vendrán más primaveras.





miércoles, 15 de abril de 2020

trigésimo segundo día del estado de alarma. abstracciones en la acera



Aunque en la locución del vídeo parece que digo "segundo", ya son treinta y dos días confinados. Y ya queremos ver lo que podría ser y no es. Veo los dibujos que dejaron ayer sobre la acera los limpiadores, los esenciales, que pasaron con las mangueras y dejaron curiosas marcas ahí donde incidieron más que me incitan a imaginar curiosas abstracciones. Tal vez sea yo la que se está abstrayendo. Hoy están limpiando por otro lado. Algo de normalidad en esta locura global. Algo que me agarra a lo que era la vida antes de la pandemia, ese camión, que tanto fastidiaba cuando salías con el coche del garaje es hoy un atisbo de realidad.







martes, 14 de abril de 2020

trigésimo primer día del estado de alarma. un mes mirando



Un mes mirando la vida al ralentí. Un mes de contacto con la realidad a través de la ventana. Y me puedo sentir afortunada de tener una atalaya que me permite ver la vida, cómo renace, el paso del Sol y las fases de la Luna. También las nubes, la lluvia y los colores. Y los olores, pronto llegará el del alfalce recién segado y me trasladará no muy lejos de aquí, tan cerca que casi lo veo desde esa ventana. Pero tan lejos en el tiempo que ya no queda nada.





lunes, 13 de abril de 2020

trigésimo día del estado de alarma ¿pero esto qué es?



Noooooo!!!! ¡No quiero volver atrás! ¿En qué estaría pensando? Es lo que tiene grabar medio dormida, que no estás al 100%. Y pasa lo que pasa. Y pasa que después de treinta mañanas grabando, dices que es la tercera, como metida en un bucle infinito de encierro y confinamiento. No, por favor. Más no.



domingo, 12 de abril de 2020

vigésimo noveno día del estado de alarma. domingo de resurrección (y de resignación)



Hoy se supone que tenía que levantarse por segunda vez el estado de alarma. Y va a ser que no. Por segunda vez. Y no será la última. Seguimos confinados en nuestras casas, agazapados, resignados. Y una espléndida mañana como la de hoy, que invita al paseo, la bicicleta, el vermú torero o todo un poco, no vemos ni un alma por la calle. Yo, por mi parte, lo más que puedo hacer, es limpiar con las ventanas abiertas, para que ese Sol y los cantos de los pájaros se cuelen en mi casa, y tenga un remedo de sentimiento de libertad.






sábado, 11 de abril de 2020

vigésimo octavo día del estado de alarma. sábado de gloria (y de súper)



La primavera ha venido y este año sí que sé cómo ha sido. La he ido grabando las cuatro últimas semanas (y lo que me queda) y he visto (y compartido) cómo ha ido cambiando el paisaje desde mi ventana.

Hoy hay más movimiento, abren los súper, ¡guau! y vamos todos como locos a hacer cola en fila de a uno a dos metros de distancia de cualquiera, mirándonos de reojo, no vaya a ser que el de delante o la de detrás me tosa. Yo, por si acaso, sacará mi mascarilla a pasear.



viernes, 10 de abril de 2020

vigésimo séptimo día del estado de alarma. viernes santo



Viernes Santo o la soledad del alcalde. Anoche quise ver romper la hora en Híjar por streaming. No me salió muy bien, pero la imagen que me quedó grabada fue la del alcalde solo en el centro de la plaza porticada, en la misma donde hace años asistí en directo al mismo acto, agitando en solitario la vara a las doce en punto de la noche, para que se iniciara el sonido de tambores y bombos que impresiona al más pintado. Anoche, lo único impresionante fue su soledad, la del alcalde.



jueves, 9 de abril de 2020

vigésimo sexto día del estado de alarma. jueves santo



Jueves Santo luminoso en casa. Jueves de salir corriendo a disfrutar al campo, al monte, a la playa o al vermú. Nada, absolutamente nada de eso va a ser posible. Vamos a vivir una Semana Santa de las de antaño, de recogimiento. Una Semana Santa sin atascos, sin procesiones, sin tambores ni incienso. Con las cornetas de uno de mis vecinos que le ha dado por poner música sacra andaluza para dar ambiente. Pues no era necesario, que con el resistiré ya andamos plenos...





miércoles, 8 de abril de 2020

vigésimo quinto día del estrado de alarma. luces y sombras



Hay veces que mi ventana me ofrece unos espectáculos de luz y sonido maravillosos. Hoy ha sido una de ellas. Cuando he podido abrir los ojos, he visto una luz todavía tangencial arrancando a los chopos de incipientes hojas y a los perennes pinos unas sombras rabiosas, tal vez para compensar el paisaje plano de días anteriores. Sí, si aquellas mañanas me encontraba con una paleta de verdes sobre fondo gris, hoy el paisaje se ha salido del cuadro reivindicando sus tres dimensiones. 

Me siento afortunada de tener esta ventana.




martes, 7 de abril de 2020

vigésimo cuarto día del estado de alarma. si hoy es martes, esto no es bélgica



Voy perdiendo días como quien pierde las gafas. La semana pasada perdí un miércoles. El sábado, un día de confinamiento. Esta mañana he tenido que pensarme muy muy bien en qué día vivía. Y solo son veinticinco. Ahora entiendo a los presos que iban marcando con rayas en la pared los días que pasaban para no perder la cuenta. Para no volverse locos. Necesitamos saber en qué día vivimos cuando todos son iguales. El ritmo nos lo marcan los programas de la radio o de la tele. Estos días me he vuelto a enganchar a la radio, ese medio lleno de voces amigas que tanto me han acompañado en mis soledades. Si hoy es lunes toca concurso de microrrelatos, miércoles, cine, viernes, música, y así...





lunes, 6 de abril de 2020

vigésimo tercer día del estado de alarma. lo esencial



Todas las tardes, a las ocho, salgo a aplaudir. Bueno, a las 19:58. Somos muchos. Nos atormentan con el "Resistiré" pero me reconcilio con el vecindario cuando ponen el "Canto a la libertad".

Aplaudimos por los sanitarios, por las (y los) cajeras de los supermercados, por los policías, que pasan con sus sirenas aullando, por los esenciales. Esta mañana había uno trabajando enfrente de mi casa, un limpiador que ahí estaba, escoba en mano, limpiando la acera vacía. Pocos nos acordamos de esos otros"esenciales" pero tan importantes. Eso sí, que no hagan huelga porque nos subimos por las paredes si la calle está sucia. Va por él y sus compañeros también mi aplauso.




domingo, 5 de abril de 2020

vigésimo segundo día del estado de alarma. tiempo de bricolaje



Ha cambiado el viento, viene del sureste. Sé que traerá lluvia otra vez. El cielo, no obstante, está precioso. Menos mal que me quedan kilómetros de cielo.

Es tiempo de bricolaje. Siempre toca en primavera. Las grandes cadenas te bombardean con ofertas de pinturas, barnices y todo tipo de cachivaches que hacen feliz a un ejército de manitas dispuestísimo. Entre mis vecino tengo varios, y si ayer era el del segundo el que dejo el balcón prístino, hoy el de arriba, no ha querido ser menos y se ha puesto a lijar las ventanas... A las nueve de la mañana un domingo. el mismo que se queja si hacemos vida normal y él, que trabaja a turnos, tiene que dormir por las mañanas. Es lo que tiene la convivencia. En momentos como este, te das cuenta de lo conveniente que es no llevarte del todo mal con los vecino, porque son los únicos con los que puedes hablar al natural (en pantalla, es un no parar, pero eso es otra historia..).






sábado, 4 de abril de 2020

vigésimo primer día del estado de alarma. ya he perdido la cuenta



Ya he perdido la cuenta porque en el vídeo digo ¡dos veces! vigésimo día. Son ya muchos, y nos quedan otros tantos. También tiene mucho que ver el estar medio dormida. Pero eso no me ha impedido ver el radiante azul del cielo y los infinitos verdes incipientes, cachorros de color que será frondosidad.

He perdido la cuenta, pero más me vale seguirla bien, que van a ser muchos días, por lo menos quince más. Entre tanto, intentaremos descubrir la Belleza desde nuestra ventana. Adiós, artista esférico.






viernes, 3 de abril de 2020

vigésimo día del estado de alarma. los diálogos



Se abre el cielo y brotan los diálogos. Los primeros, los de mis amigos con alas que hoy saludan con más ganas, como dándome ánimos (madre mía, parezco una película de la época dorada de Disney...), diálogos en la calle de la chica que limpia el patio con alguien que no veo. Diálogos vespertinos de vecinos que no quieren confinarse de nuevo, que ven luz, gente -la misma gente de todos los días, de todos los años, de todos los saludos, las críticas o las reuniones) y que lo único que quieren es hablar. Es abril. No me lo van a robar.


jueves, 2 de abril de 2020

décimo noveno día del estado de alarma. la vida en un cuadro



Cuando el cielo está gris el mundo se vuelve plano, como en un cuadro, no hay sombras y la neutralidad del fondo saca los colores más vivos, sobre todo los verdes. Si encima son los de la primavera brotando a dentelladas sobre el ocaso del invierno, se transforma en una perfecta paradoja anímica. Recuerda mucho a la ciclotimia del mes de abril, que te hacer pasar de la más profunda melancolía gris al más vivo subidón. También tiene que ver con nuestra situación, con ver la primavera como  meros espectadores desde nuestros balcones. 






miércoles, 1 de abril de 2020

décimo octavo día del estado de alarma. la melancolía de los días de lluvia



En abril, aguas mil, dice el refrán. El mes ha empezado haciendo honor al dicho. Espero que no lo terminemos recordando la canción de Sabina (de cuando Joaquín Sabina aún tenía voz). El caso es que la lluvia siempre me ha producido cierta melancolía, y también dolor de cabeza. Pero en estos momentos, casi son de agradecer estos días desapacibles para que resulte más fácil a todo el mundo quedarse en casa, a pesar de tanto destalentado que se creen más listos que nadie y han malinterpretado esa máxima de "las reglas están para saltárselas", como el que esta mañana estaba paseando el perro por el parque cerrado. No, esta vez, las reglas están para salvarnos, para curarnos. No malentendáis la rebeldía.



martes, 31 de marzo de 2020

décimo séptimo día del estado de alarma. el valor de las palabras



Marzo se despide en invierno. Ya nos habían avisado. Tenemos más horas de  luz para ver las gotas en los cristales. Hace frío, pero no importa, estamos dentro, casi nadie en la calle, solo los esenciales.

Ser esencial. No había otra palabra. Todos somos esenciales. Pero ahora es un desbocado BOE el que decide, de rato en rato, quién lo es. Y andamos todos perplejos sin saber qué hacer, como aquella canción "Un pasito pa'lante, María, un pasito pa'trás". 

Cuando psicólogos de todo el mundo se afanan en explicarnos las consecuencias que tiene para nuestra mente, autoestima y ánimo una buena gestión del confinamiento, que le digan a una persona que, pongamos, vive sola en un piso interior o con poca luz, o a alguien de quien depende una familia, o a cualquiera que se le esté haciendo muy cuesta arriba estos diecisiete días y subiendo, que no es esencial, mina bastante la moral. 

Todos somos esenciales, de una u otra forma, cuidemos el lenguaje. Es el patrimonio que podemos conservar ahora.



lunes, 30 de marzo de 2020

décimo sexto día del estado de alarma. moratoria.



Hoy nos han dado un día de moratoria antes de confinarnos más. Entre tanto, el tiempo meteorológico se ha aliado con el cronológico para que nos quedemos en casa. Si fuera fan de juegos de tronos diría que winter is coming...again

Menos mal que mi tórtola favorita me sigue saludando por las mañanas.






domingo, 29 de marzo de 2020

décimo quinto día del estado de alarma. silencio


Hoy hay una luz distinta Es la luz de una hora antes. Esta noche hemos ganado una hora. Otros años lo habría visto como que me han robado una hora de sueño. Hoy también, pero además es una hora menos de de confinamiento, una hora más cerca del final. 

Hoy les he dejado hablar a los pájaros. Es lo que se merece un domingo. Un día más. Un día menos.


sábado, 28 de marzo de 2020

décimo cuarto día del estado de alarma. pa'qué tanto

Podría madrugar más, sí. Los amaneceres desde mi terraza son espectaculares, pero, pa'qué tanto. Voy cumpliendo mis obligaciones de trabajo, pero este exceso de tiempo genera una cierta indolencia, y languidez que rebaja tus niveles de adrenalina a mínimos. Como la endorfina, serotonina, dopamina u oxitocina, las hormonas de la felicidad. Me siento como anestesiada, como en un baile raro e interminable en el que lo único que puedes hacer es dejarte llevar. 

Creo que ha llegado la primavera.


viernes, 27 de marzo de 2020

décimo tercer día del estado de alarma. un día menos

Un día menos, quiero pensarlo así. También un día más. Hace dos semanas que volví de Francia vía Madrid. No negaré que he pasado algo de miedo. Pasé miedo ya durante el viaje por ir a la "zona 0" pasé miedo de no poder llegar a mi casa, que cerrarán Madrid y me quedará sin poder regresar. Se hablaba de todo. Madrid estaba desierta, el avión de vuelta de Nantes, medio vacío, igual que las estaciones de cercanías, incluidas Nuevos Ministerios y Atocha. Cuando, por fin, subí al AVE, íbamos cuatro, contados, en el vagón, y eso que me tuve que sacar turista plus porque estaban todas las plazas ocupadas... 

Hoy respiro un poco mejor, por lo menos en aquel viaje no me contagié de nada. Un día menos.


jueves, 26 de marzo de 2020

duodécimo día de estado de alarma. el sol, por fin

Hoy ha salido el Sol. Y el cierzo. Parece un marzo normal, aunque ya no sé qué va a ser normal a partir de ahora. Quizás tendremos que acostumbrarnos a decir "un marzo como los de antes" y marcar nuestras vidas con a.CV. y un d.CV. 

Pero lo importante es seguir adelante, estar y empeñarse en estar. Lo mejor posible. En casa. Viendo, por fin, el azul del cielo.





miércoles, 25 de marzo de 2020

undécimo día de estado de alarma ¿nos estamos relajando?


El Sol sigue sin salir. Mejor, aunque el frío de las mañanas empieza a aburrir. Ayer, cuando fui a la oficina me puse las gafas oscuras por placer, más que por necesidad. Pero aquí estamos, rodeados de grisura. 

Hoy he vuelto a oír a los pájaros. Creo que cada día hay más y distintos. Al final aprenderé a distinguirlos. Sin embargo, en el silencio y la soledad, me ha dado la sensación de que hoy se oían más coches por el tercer cinturón ¿Nos estaremos relajando? No podemos todavía. Es duro, dicen. Lo peor está por venir, dicen. Hay que aguantar, dicen. Lo dicen quienes saben. Pues como en mi pueblo, Ajo y agua.




martes, 24 de marzo de 2020

décimo día del estado de alarma. verde que te quiero verde

Habrá gente que, como dijo un día el presentador de aquel programa "Sé lo que hicisteis", Ángel Martín, se van a dedicar este tiempo de confinamiento a ver crecer las lechugas. Yo me estoy dedicando a ver brotar las hojas de los árboles. Es un espectáculo sorprendente. Parece como si realmente de la noche a la mañana, las ramas desnudas se hubieran llenado de un frondoso verde incipiente y rabioso. 

Entre tanto, la calle sigue siendo de los pájaros. Puede que aprenda a distinguirlos. ¿alguien me ayuda?


lunes, 23 de marzo de 2020

noveno día de estado de alarma. suma y sigue

Suma y sigue. Ya sabemos que por lo menos son dos semanas más. Otro lunes de silencio, quedan los pájaros, felices de recuperar su hábitat. Tal vez debería ser así , un periodo de confinamiento y reflexión sobre nuestro papel en el planeta, nuestra presunción. Nos pensamos que somos los amos del Universo, y un ser submicroscópico que ni siquiera pertenece al reino animal, mónera, según la clasificación clásica de los cinco reinos, ha confinado a la Humanidad, nos tiene muertos de miedo y preocupación  y está provocando bajas a un ritmo pavoroso. Deberíamos hacérnoslo pensar...




octavo día del estado de alarma. habrá que tomárselo con calma


Sí, lo mejor es tomárselo con calma, como la que me he tomado yo para publicar este post. Ayer casi no me acerqué al ordenador, preferí vivir la vida offline, hacer como un domingo cualquiera y dedicarme a mi casa. Es importante seguir esas rutinas. No es cuestión de volverse loca.




sábado, 21 de marzo de 2020

séptimo día del estado de alarma. standby


Ya llevamos una semana mirando el mundo desde las ventanas. Los más afortunados tienen un pequeño jardín donde explayarse, como mis vecinos de enfrente. 

Llevamos una semana de standby, todo un país, un continente ¿medio planeta? esperando mejores tiempos... que no sé si lo serán, sé que serán distintos. De esto no sale una sociedad igual a la que había hace un mes. No sé adónde vamos, pero, sí, sé que será distinto.

Entre tanto, el día mundial de la poesía se ha manifestado a través de los brotes verdes, estos de verdad, de la higuera de enfrente.




viernes, 20 de marzo de 2020

sexto día de estado de alarma. la primavera es inexorable



Parafraseando a esos famosos grandes almacenes, ya es primavera en el hemisferio norte. Este año, con eso de ser bisiesto, ha llegado un día antes. Concretamente, ha comenzado oficialmente esta madrugada, a las a las 04:50 hora oficial peninsular española (una hora menos en Canarias). Durará 92 días y 18 horas y terminará el 20 de junio con el comienzo del verano.

La primavera es inexorable, como escribió Pablo Neruda. Y hoy ha empezado a salir un tímido y aún frío Sol. Tal vez para contrarrestar los datos que nos abruman. Tal vez para subirnos el ánimo a través de ventanas y balcones. Tal vez, simplemente, porque la Naturaleza, la Tierra, el Universo entero, siguen su curso, más allá de las preocupaciones humanas, que al fin y al cabo solo somos una especie (invasora, eso sí) de los millones que hay en un planeta de un recóndito sistema solar en una zona distal de una de las muchas galaxias.




jueves, 19 de marzo de 2020

quinto día del estado de alarma. más niebla


Faltan dos días para la primavera, pero no se nota. Los días se siguen desperezando brumosos. Ha intentado levantar un poco la niebla y hasta me he podido poner las gafas de Sol para la increíble excursión de ir a comprar. Pero sigue roñoso el cielo. 

La idea era mostrar la evolución de mi horizonte desde mi ventana a lo largo de estos días, pero de momento, poco ha cambiado. Lamentablemente, creo que vamos a tener muchas mañanas para compartir amaneceres de todos los colores... 



miércoles, 18 de marzo de 2020

cuarto día de estado de alarma. la niebla



Esta mañana el confinamiento ha sido mayor. se nos ha negado el derecho al horizonte. Me había levantado contenta porque me iba a la oficina, mira tú, quién me lo hubiera dicho hace solo una semana. Pero al mirar por la ventana la bruma estaba más allá de mis somnolientos ojos.

No sé qué va a ser peor, si esta niebla o la reclusión con un solazo espectacular. En tres días llega la primavera.





martes, 17 de marzo de 2020

tercer día del estado de alarma zaragoza limpia



Zaragoza sigue gris. Por dentro y por fuera. Lo llevamos lo mejor que podemos. Nos reímos. El humor que no falte. Tengo el teléfono a estallar de memes y chistes, de cuentas de twitter delirantes y de contestaciones jocosas. Pero Zaragoza sigue gris. Por mucho que un par de operarios del Ayuntamiento limpien las calles vacías, mojen sobre mojado la acera por la que casi nadie pasa.




lunes, 16 de marzo de 2020

segundo día de estado de alarma




Hoy hasta la atmósfera se ha aliado para que nos quedemos en casa. La mañana ha salido gris, fría, lluviosa, desapacible. Ya venía anunciándolo desde ayer por la tarde. En circunstancias normales, los días grises como este me deprimen y me pongo como una leona encerada. Hoy sin embargo, casi lo agradezco, lo último que necesito es una primavera radiante que me invite a un paseo imposible. Pero llegará, seguro. Mientras, seguiré trabajando con la tristeza tras de los cristales y un poquico metida en mi corazón. Pero #YoMeQuedoEnCasa.




domingo, 15 de marzo de 2020

primera mañana de alarma desde mi ventana



Nos han aislado a todos en casa. Estamos en estado de alarma. Anoche, si no fuera por la gravedad del asunto, caso resultaría cómico escuchar a todo un presidente del gobierno hablar de un diminuto virus con forma de pelota de juguete de perro como "el enemigo". Pero, en realidad, lo es.

Y aquí estamos, todos en casa, mirando el mundo desde nuestras ventanas. Pues qué mejor que este blog para contároslo. Ahí va mi primera mañana: