martes, 5 de julio de 2011

los domingos a la una

Os podría decir con toda exactitud qué es lo que estaba haciendo los últimos domingos a la una de la tarde. Cinco domingos distintos, cuatro sentimientos iguales y un estupor. En aquel puente sobre el ferrocarril, en la piscina después de la carrera, en soledad o con los niños a punto del paseo, la pena, la tristeza o la rabia, qué más da, la ausencia, me han acompañado.

No os podría decir qué es lo que haré los próximos domingos a la una, tal vez, vermús, tal vez Sol, puede que bici o lo alto de un monte, no lo sé. Pero sí sé que volverá a sonar esa triste alarma emocional programada en mi cerebro a golpe de amor arrebatado.

Ahora hace un mes.