domingo, 19 de septiembre de 2010

somos





un poco huérfanos. Ya se ha dicho casi todo y creo que se ha llorado un poco más. Simplemente no es que personas como Labordeta no se deberían morir nunca, eso que se dice siempre, sino que como lo tenías tan a mano, no pensabas que nunca se pudiera morir.

Hoy, escuchando la radio, viendo los telediarios nacionales o leyendo las noticias, me he dado cuenta de que ese señor era más que importante, era único. No quiero ser injusta pero pareciera que en esta tierra te tienes que morir para que te reconozcan. Y somos tan pacatos, que teníamos un himno y tuvimos que inventarnos otro. Y hoy todos reclamamos que ese canto a la libertad que llevamos en el corazón y que a todos nos emociona cuando lo cantamos/escuchamos sea por fin la canción que nos represente a todos los aragoneses, ese regalo magistral que nos hizo Labordeta hace muchos años y que ya va siendo hora de que se lo agradezcamos.





(Y sí, ya sé que os debo muchas entradas y estoy en ello, pero ésta me ha salido de las entrañas)


6 comentarios:

Begoña dijo...

Estoy contigo.
Hace un rato he leído en un diario, cuyo nombre no merece ser recordado, estas palabras de un articulista: "Sus canciones van a sonar por última vez el día de su funeral y tal vez en algún documental de La 1". Cuánta ignorancia hay por ahí...
Labordeta permanecerá, como sus canciones, en nuestros corazones.

Aupaedurne dijo...

Os acabo de dejar un enlace en la entrada en el q firmar para exigirle al Gobierno de Aragón q el "Canto a la libertad" sea el Himno de Aragón; de mto van seis mil y pico firmas y hacen falta muchas más. Ánimo, pues.

José Luis dijo...

Se ha marchado alguien imprescindible.

José Luis dijo...

Oye, ¿dónde está el enlace ese?

Aupaedurne dijo...

Es donde pone "canto a la libertad com HIMNO DE ARAGÓN" en azul justo debajo del vídeo de Youtube del "Canto a la libertad" (aquí encima, vamos)

Anónimo dijo...

Te conoci y me aleje fisicamente, he estado todo este tiempo leyendote.
Gracias.Gente como tu hace que trocitos de mi vida merezcan la pena