Llegar al Espacio Huecha no
es fácil. Tienes muchas posibilidades de pasarte de largo. Tal vez ahí resida
parte de su magia, el del lugar recóndito al que sólo llegan los iniciados.
Al traspasar, por fin, esa
puerta junto a la plaza de la iglesia de Alberite de San Juan esa magia se
convierte en realidad… O tal vez sea al contrario. Bajo el amparo de una casa
de pueblo, rodeados de piedra, madera, ladrillo y mortero se abren cuatro espacios
expositivos y un jardín recoleto. Y el entorno y la materia se hacen arte y
poesía de la mano de Miguel Ángel Domínguez y su hija Marta Domínguez Alonso en
un maravilloso y perfecto ejercicio de amor paterno-filial.
Miguel Ángel, artista
plástico de dilatada trayectoria, se encarga de programar las exposiciones,
normalmente un par de ellas por temporada, en verano, en las que no falta su
obra, como este 2018 en el que disfrutamos de El Dragón enredado entre las rocas. Marta se ocupa de las
presentaciones y diálogos poéticos en el jardín, al amparo de la torre de la
iglesia mudéjar de la Asunción. Y todo ello cuenta con la hospitalidad de Inma
Alonso, verdadera hada madrina del Espacio Huecha. Hasta allí, llegan
–llegamos- una serie de incondicionales, entre los que tengo la osadía de
incluirme, gracias a la infatigable actividad del perfil de Facebook del
Espacio Huecha, del que Marta es su principal responsable.
Y es que, aunque ambos,
padre e hija pedalean en su tándem creativo, es ella con su energía la que va
al manillar, la que impone su ímpetu, frente a la tranquilidad, rayando en
timidez, de su padre. Se podría decir que Marta es el motor que mueve el
espacio, la que está siempre detrás, pero siempre hacia delante; quien con la
elegancia y generosidad heredada de sus padres y su propio carácter, tan dulce
como entusiasta, ha conseguido movilizar lo mejor de la poesía aragonesa hasta
Alberite, adonde los autores van a presentar sus últimos trabajos, como ya hizo
Manuel Martínez Forega en la sanjuanda de este mismo año, o como vino a hacer
Jesús Soria Caro el 8 de septiembre de 2018, coincidiendo con la inauguración
de la exposición Al paso de Germán
Díez.
Jesús Soria, colaborador de
El Pollo Urbano en la sección de letras, dialogó con Marta Domínguez
sobre sus libros Diario de Oceanía, Diccionario del tiempo, Sum(ido) 366, prologado
por la propia Marta, cuyo título es un claro homenaje a Miguel Labordeta y su Sumido 25, en el que hace una apuesta
por el haiku buscando la complicidad
del lector y The end, poemario
dedicado a películas del cine universal, como
buen cinéfilo que es.
Esta relación con la poesía
ya viene de lejos, porque el propio Miguel Ángel tiene decenas de carpetas de papeles
pintados para obras de diferentes poetas, colección que va creciendo año tras
año de manera casi compulsiva. A su vez, Marta, ha publicado varios libros de
poemas y participa activamente en encuentros a nivel nacional, como el que hubo
de escritoras a mediados de septiembre en Piedrahita (Ávila), o más
recientemente en Gotor en torno a la Celtiberia literaria.
En definitiva, arte y
poesía se dan una vez más la mano en el Espacio Huecha -como ya lo hicieran
esta primavera en la exposición Doce
poemas pintados, en la que participó Miguel Ángel y el posterior libro,
prologado por Marta- en una suerte de hechizo fantástico a los pies de la montaña
mágica por excelencia que es el Moncayo.
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