viernes, 22 de agosto de 2008

Jaisalmer



Hay ciudades que sólo pronunciar su nombre nos trasladan a un paraíso de ensueño. Nombres evocadores: Samarcanda, Katmandú o Jaisalmer. Probad a pronunciar esta palabra con los ojos cerrados antes de seguir leyendo, despacito y respirando hondo: JAI-SAL-MER.

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Jaisalmer es una ciudad pequeñita, apenas 50.000 habitantes, del oeste de la India, la más al oeste de la India. Cuando llegas con el tren a Jaisalmer tienes que bajar las ventanillas porque se llena todo de arena. Y es que Jaisalmer es la puerta de entrada al desierto del Thar, el de la entrada anterior. Y sales de la estación, te montas en tu rickshaw y descubres una ciudad dorada sobre una colina a cuyas faldas se extiende otra más moderna, pero tan dorada como la anterior y salpicada de palacios que rompen los ojos con tanta belleza.







Nos costó entrar en contacto con esta ciudad. Contratar el paseo en camello y la propia excursión nos impidió caer en brazos de esta joya. Habíamos dado algún pequeño paseo pero poco más. Pero la primera noche ya pude darme cuenta de que aquella ciudad me estaba hechizando. Mientras los demás se quedaron en internet, yo me fui a dar un paseo nocturno sola, en busca de algún gorro para el desierto. la ciudad estaba en silencio, nada que ver con el bullicio que habíamos abandonado el día anterior en Jaipur y mucho menos con el caos de Delhi. Tan apenas rompía ese silencio alguna moto al pasar por la puerta de la cuidad. Y es que Jaisalmer tiene una puerta y muralla y recodos y cuestas y adoquines en las calles. Ni siquiera los conductores de rickshaws saltaron al ataque ofreciéndome sus servicios. Era una noche de luna llena clara, clara, en una ciudad de ensueño y en silencio.

Cuando volvimos de nuestro safari pudimos conocer esa belleza. Y la cámara, una vez repuesta del desierto, no paraba de hacer fotos. Y miraras hacia donde miraras todo era digno de retratar, de recordar, de robar ese instante al tiempo y llevártelo a casa. Lo mismo daba un templo jainista que las casas havelies que las que iban jalonando sus calles o la propia muralla. El color dorado de la piedra, el modo de construcción, el respeto en las construcciones nuevas, a pesar del morterazo de cemento, las estrechas calles sin coches, sólo con motos, y la gente.










































También descubrí que entre las piedras doradas vivía y trabajaba gente. Y las personas con las que hablé me parecieron encantadoras, con la excepción del tipo del hotel que nos engañó con el safari, pero lo remediamos cambiando de hotel y no pagando la cifra desorbitada que pedía por un safari similar a los demás (aunque decía que el suyo era el mejor y por eso costaba el doble).

Tal vez es que yo anduviera entusiasmada, no lo niego, pero si no vas con entusiasmo ¿de qué sirve un viaje? pero salí encantada de aquella ciudad y la dejé con pena. Cuando llegamos a Pushkar, nuestro siguiente destino, ya nada me parecía tan bonito. Era tanto lo que habíamos dejado atrás.

Y luego todo lo que queda por restaurar...

Jaisalmer es la primera ciudad india en la que me quedaría.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no he encontrado todavía ninguna ciudad India en la que me gustaría quedarme a vivir, dudo que este país pueda ofrecerme algo así, pero si que hay lugares a los que me gustará volver algún día y uno de ellos es Jaisalmer.
Poco se puede añadir a lo dicho por Aupa. Lo único que se me ocurre decir, es que vengáis...

Fecha: 24/08/2008 02:36.

Anónimo dijo...

Cuando has dicho que vamos a restaurar ahi??? Por dos camellos, un dromedario y tres sacos de datiles al mes voy para alla

Fecha: 24/08/2008 13:23

Anónimo dijo...

Jo, tía, no me des ideas, que he cerrao lo ojo y lo he pronunciado y me he quedado sopa, no se si será la hora. No te vas a caber tanto nuevo asimilao en el coco, vas a necesitar una semana de meditación para digerir todo. Besos

Fecha: 25/08/2008 09:25.

Anónimo dijo...

Por estos pagoa también queda mucho por restaurar.Y te está esperando. Un beso.

Fecha: 25/08/2008 18:05.

Anónimo dijo...

antes de ir a restaurar tan lejos, aún quedan algunas cosillas por restaurar por cierta oficina, que sigue con un hueco en la fachada, un buzón misterioso (ni los del carrefour echan publicidad), y además creo que es contagioso porque el fax tampoco recibe nada.

Por cierto ¿seguro que no estás en casa con las persianas bajadas oculta de tus vecinos?, lo digo porque las fotos que cuelgas se parecen mogollón a las que utilizaban hace unos años para anunciar los carretes de Kodak gold!!! y como maitetxu lleva unos meses aprendiendo a usar el potoshop ....
trae pruebas de tu viaje, pero recuerda no se pueden llevar piedras en la maleta de cabina.

Fecha: 26/08/2008 21:18.