sábado, 18 de abril de 2020

trigésimo quinto día del estado de alarma. descubrimientos fundamentales



Por un error de grabación no habéis conocido a nuestro agitador particular de los aplausos de las 8 de la tarde. Se podrán criticar más o menos estos aplausos pero una cosa es cierta, que genera sentimiento de comunidad, de unión. Somos animales sociales y necesitamos sentir que formamos parte de un grupo. Pueden ser más o menos homogéneos, de trabajo, de aficiones, de la infancia, políticos... En este momento de confinamiento, en el que tu mundo se reduce a tu familia, que me siento afortunada de tenerlos aquí conmigo, y a la presencia virtual de tus amigos y el resto de la familia, gran invento este de las nuevas tecnologías, el tener un mínimo contacto físico con tus vecinos, de balcón a balcón, para realizar una actividad común es un auténtico bálsamo social.

Son gente con la que solo me une una dirección con ciertas variaciones de número, escalera y piso, pero con los que me estoy relacionando más que en todos los años que llevo viviendo aquí, casi media vida, y con los que cuando pase todo esto puede que no vuelva a tener mucha relación. Aunque todo será distinto, y habrá cierta complicidad ganada a base de aplausos y olas. Y no sería así, si no fuera por ese agitador. Gracias por existir.





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